Los Reyes Magos estrenaron ayer nuevo recorrido en su tradicional cabalgata del 5 de enero, atravesando los barrios de Monte Alto y Pescadería. Sus Majestades llegaron al punto de partida en coches clásicos y escoltados por motoristas de la Policía Local. Los cientos de personas que llenaban los primeros metros ya pronosticaban la asistencia multitudinaria en el resto del recorrido, que fuentes municipales cifraron en más de 100.000 personas. Desde las 17.00 horas, la afluencia de gente también se dejó notar en los buses urbanos que se desplazaban a rebosar desde los barrios más periféricos al centro de la ciudad.

Un total de 13 carrozas y 464 figurantes conformaron la cabalgata de este 2017, que estuvo centrada en el mundo de las artes escénicas. Malabaristas, zancudos y charangas animaron la marcha y repartieron caramelos como teloneros de los verdades protagonistas del día: Melchor, Gaspar y Baltasar. Los tres Magos fueron escoltados por un ejército de animadores que competían por ver quien coreaba su nombre más alto, intentando despertar el entusiasmo de los vecinos que se agolpaban a ambos lados de la comitiva.

En esta ocasión, y a diferencia del año pasado, el mal tiempo dio una tregua a los Magos y los coruñeses pudieron disfrutar del desfile sin preocuparse de mirar al cielo. Los únicos paraguas que hicieron acto de presencia fueron los de quienes los usaron para atrapar al vuelo el mayor número de caramelos posibles.

Pero al margen del temática central de la cabalgata, la principal novedad de este año fue el cambio de ruta. La estrechez de alguna calle de Monte Alto, como la de la Torre, despertó alguna queja entre los asistentes, que se escondían de los caramelos cuando se los lanzaban desde las carrozas a tres palmos de sus caras. Los puntos conflictivos a la hora de maniobrar, como el desvío desde la plaza Pintor Sotomayor a la calle do Orzán, fueron sorteados sin problemas, aunque bajo la vigilancia estricta de los Bomberos y los voluntarios de Protección Civil. Estos últimos tuvieron que obligar a los espectadores en más de una ocasión a recular unos pasos para permitir maniobrar a las carrozas en los giros más complicados.

El paso de la comitiva por el interior de los barrios de Monte Alto y Pescadería también generó expectación entre los residentes de la zona, que se agolpaban en las ventanas y balcones de los pisos más bajos llamando la atención de los figurantes de la cabalgata para atrapar algún caramelo. "Hay que dosificar", le contestaba alguno de los niños de la comitiva.

A pesar del cambio de ruta, las zonas más concurridas del trayecto fueron las del Cantón Pequeño y la Marina, donde se produjeron auténticas aglomeraciones de gente que, ante la ausencia de vallas, pudo contemplar las carrozas muchas más de cerca que en años anteriores.

El desfile finalizó como todos los años en la plaza de María Pita, con la recepción de los Reyes Magos por parte del alcalde, Xulio Ferreiro, y el resto de concejales de la Corporación. Una vez allí, sus Majestades se dispersaron por la plaza para saludar y sacarse fotos con los pequeños que los aclamaban tras el vallado. Melchor, en nombre de los tres, se despidió de los coruñeses desde el balcón del Palacio municipal con un discurso en el que apeló a la igualdad entre hombres y mujeres y en el que pidió solidaridad para todas aquellas personas que huyen del hambre y la guerra en el mundo. "Sabemos que esta es una ciudad que siempre mostró su solidaridad, y siempre abrió sus puertas a todas las personas que lo están pasando mal y que tuvieron que marchar de sus hogares. Por eso, os queremos dar las gracias a todas y todos", aseguró.

Sus últimas palabras fueron para algunos de los clubes deportivos de la ciudad, como el Real Club Deportivo, el CRAT de rugby o el Hockey Liceo, a quienes ensalzó como ejemplos de igualdad, por ser equipos en los que se promueve tanto el deporte masculino como el femenino.