El decreto para convocar una cuestión (o moción) de confianza está sobre la mesa de Alcaldía aunque todavía sin firmar. El Gobierno local sopesa recurrir a esta salida de emergencia si en los próximos días no se desbloquea la falta de acuerdo con el PSOE. Hacerlo, abriría las puertas a un escenario totalmente nuevo, en el que el PP podría pasar a gobernar si llega a un acuerdo con el PSOE. Estas son las ganancias y daños colaterales a los que se exponen los cuatro partidos con representación en María Pita ante una cuestión de confianza.

Marea Atlántica. Es la que más tiene que perder y que ganar. Vinculando la aprobación del presupuesto a la continuidad de su Gobierno, la Marea se arriesga a no obtener el respaldo del resto de partidos, abriéndose un plazo para que la oposición organice una moción de censura y presente un gobierno alternativo al que PP y PSOE deberían dar encaje. El mejor de los escenarios para la Marea sería aprobar las cuentas en el pleno de la cuestión de confianza, sacando el proyecto adelante sin necesidad de hacer concesiones al PSOE. Hay también una tercera vía: que no logre aprobar el presupuesto en pleno y que la oposición, posteriormente, tampoco sea capaz de sacar adelante la moción de censura, aprobándose las cuentas automáticamente. Esto último es lo que ha ocurrido esta semana en el ayuntamiento de Barcelona, permitiendo a la alcaldesa Ada Colau aprobar sus cuentas para 2017.

Partido Popular. Los conservadores son los que afrontan un hipotética cuestión de confianza con mayor beneficio. Pueden quedarse como están, pero con el desgaste de Marea y PSOE, o pueden abrirse camino hacia el Gobierno local después de año y medio en la oposición. Para hacer realidad esto último, el pleno debería tumbar el presupuesto de la Marea y, en el plazo de un mes que se abriría a partir de ese momento, el PP tendría que cerrar un acuerdo con el PSOE para investir a un gobierno alternativo.

PSOE. Los socialistas afrontarían la votación en la postura más incómoda, al ser los responsables de hacer bascular la balanza a un lado u otro. Si permiten la aprobación del presupuesto en el pleno de la cuestión de confianza, estarían perdiendo el pulso sostenido con el Gobierno en la última semana, al permitir dar luz verde a las cuentas sin obtener nada a cambio. Si se oponen y se abre el plazo de un mes para orquestar una moción de censura, los socialistas se enfrentarían a dos opciones: o encumbrar al PP al Gobierno, con el correspondiente desgaste electoral que esto les causaría entre su base votante; o permitir la aprobación automática de las cuentas al no ofrecer alternativa, sembrando la semilla de un relato por el cual los socialistas ni hacen ni dejan hacer.

BNG. Al contar solo con un único concejal que no otorga mayorías, los nacionalistas acudirían a la votación como espectadores. El Bloque, eso sí, se juega parte de sus propuestas en la medida en que consensuó con el Gobierno local el proyecto de cuentas que se pretende aprobar. Si se lo tumban, el BNG perdería la oportunidad de ver hechas realidad iniciativas que llevan su sello.