En el 2012, varios violonchelistas respondieron a una inquietud que llevaban tiempo experimentando: la idea de crear una agrupación que reuniese a intérpretes de distintos niveles y que sirviese para visibilizar el instrumento que tocaban. El resultado fue la Asociación de Violonchelistas de Galicia Soncello, que este 2017 cumple ya cinco años con 95 socios en sus filas. Al contrario de lo que se podría pensar, entre estos miembros no solo se encuentran músicos profesionales, sino todo un abanico de perfiles como profesores, estudiantes, aficionados, luthieres o simpatizantes; unidos por el eslabón que forja el amor por las cuerdas.

"La diversidad de Soncello se debe a una cuestión numérica, pero también a una filosófica", cuenta la presidenta de la asociación, Carolina Landriscini. "Nuestra idea es generar movimiento alrededor del violonchelo, y creemos que faltan actividades para que los jóvenes que están empezando conozcan el mundo de este instrumento", añade.

Para fomentar este conocimiento y celebrar al mismo tiempo su quinto aniversario de vida, el grupo se encuentra organizando un conjunto de tres proyectos, que acompañarán a los encuentros, las reuniones y las clases magistrales que Soncello suele realizar a lo largo del año. El primero de ellos tendrá lugar el 28 de abril. El concierto que el conjunto de violonchelistas de la asociación, Soncello Ensemble, dará en esta fecha en el Auditorio del Conservatorio Superior de A Coruña, consistirá en la interpretación de Las Bachianas Brasileiras de Heitor Villa-Loboel. Estas piezas servirán para inaugurar la siguiente de las actividades, un concurso para jóvenes intérpretes que se celebrará los dos días siguientes en el Auditorio del Conservatorio Profesional de Música, y que tratará de repetir el éxito que tuvo en su primera edición de hace dos años. "La edición del 2015 fue un éxito. 30 personas se presentaron al concurso, y eso para el violonchelo está muy bien, porque no somos muy numerosos", explica Landriscini. "Los concursos son un modo más de normalizar el cello, pero además sirven de ayuda a los músicos, porque los premios son becas para cursos o material como arcos y cuerdas. Nuestro instrumento es caro, y a las familias les cuesta dinero pagar la formación de sus hijos", asegura.

Precisamente un curso es lo que Soncello ofrecerá en el mes de julio, tomando en esta ocasión como sede la ciudad ferrolana. "Habrá un equipo de profesores propios de la asociación y luego un profesor invitado", dice Landriscini, "estamos barajando nombres, e intentaremos que sea alguien de prestigio que atraiga a la gente".

Atraer y aglutinar a la mayor cantidad de violonchelistas posibles es una de las finalidades que persigue la agrupación, que defiende la necesidad de crear conciencia de grupo: "Es importante generar sentimiento de comunidad entre los violonchelistas, ya sean jóvenes estudiantes o profesionales, para defender nuestros intereses o visibilizar nuestra actividad", afirma la presidenta de la entidad, orgullosa de haber trabajado un lustro en ese objetivo: "Cumplir cinco años es un logro. Mantener la actividad de una asociación como esta requiere mucho tiempo y esfuerzo, y además cada uno de nosotros vive en una ciudad de Galicia diferente, por lo que existe la complicación añadida de que para juntarnos tenemos antes que aunar calendarios. Vemos el haber llegado hasta aquí como un triunfo, pero también como un primer paso. Aspiramos a que la filosofía perdure".