Casi dos semanas después de que el viento se volviese a llevar parte de la cubierta de Riazor, el Deportivo y el Ayuntamiento de A Coruña se sentarán en Alcaldía para hablar de la reforma del estadio de Riazor y que suene el pitido final para la deriva de su relación institucional. En los últimos días, el Concello ha elevado el tono contra el Consejo de Administración sintiéndose "presionado" por el Deportivo a través de "intermediarios o envíos de mensajes", cuando, asegura el Gobierno municipal, han sido informados de la rescisión del contrato con Dragados y de la solución de planificar un proyecto "más ambicioso" que el que licitó el Ejecutivo anterior. Por parte del club no habrá manifestaciones previas a la reunión, de la que informó ayer en su web. Acudirán el presidente, Tino Fernández, con cuatro de sus cinco consejeros.

El concejal de Culturas, José Manuel Sande, señaló el jueves que querían acabar los cruces de declaraciones y sentarse a hablar de forma directa "y no a través de intermediarios o de envíos de mensajes" porque "por responsabilidad la interlocución debe hacerse en persona". "La idea es analizar [con el Deportivo] toda la información disponible, las posibilidades y alternativas que podamos barajar y terminar esta especie de folletín", manifestó.

Un día antes, el presidente blanquiazul advertía de la falta de apoyo institucional a la reforma comparado con otros lugares de Galicia y de España y pedía al Concello que implicase a la Diputación; rechazaba asumir el coste de los trabajos porque las cubiertas y la estructura son competencia del Concello y porque ya han invertido 3,5 millones de euros en reformas desde que tomaron posesión; y sugirió delegar en ellos la contratación de las obras, con financiación pública, para acortar los plazos administrativos, algo que el Ayuntamiento explica que es inviable legalmente por la normativa que rige los contratos públicos.

En una entrevista concedida a Radio Nacional de España este fin de semana, el alcalde, Xulio Ferreiro, lanzó reproches por la "presión" que, a su entender, está ejerciendo el Deportivo. "En las últimas semanas hay una presión, supongo que legítima, por parte del club sobre el estadio, sobre un nuevo estadio", indicó. Señaló que, cuando Dragados se negó "en redondo" a hacer los trabajos adjudicados dos meses antes de las elecciones municipales, se comunicó al Deportivo que "el único camino posible" sería un proyecto "más ambicioso" para tener cubiertas para "40 o 50 años". Censuró por ello que el club no le ayudase en los últimos días, cuando el temporal levantó la cubierta y hubo que suspender el partido.

"A mí estos días me habría gustado que si entonces llegamos a la conclusión de que esta era la única solución posible, en el momento en el que tengamos un problema todos también defendamos la solución a la que llegamos consensuadamente", dijo el regidor.

Ferreiro añadió que su Ejecutivo ha ayudado mucho al club "en lo tangible y en lo intangible" porque tras la muerte de Francisco Romero en Madrid, intentó "echar una mano" con la relación con los Riazor Blues y mejorar los problemas de "paz social" que vivía la entidad. A pesar de manifestar que nunca ha tenido "ningún problema" con el presidente del Dépor, Tino Fernández, con el que mantiene "buena relación", saeteó el episodio en el que el empresario agradeció en plena campaña electoral a Carlos Negreira sus gestiones con los representantes del PP en el Senado, para enmendar la ley concursal, de tal modo que el club pudiese pagar 10,8 millones en cuatro años y no en un abono inmediato.

A lo largo de los años, las reuniones entre club y Ayuntamiento han brillado por su ausencia. El convenio que firmó Augusto César Lendoiro con Francisco Vázquez en el año 2000 para regular la relación entre el Ayuntamiento y el Deportivo respecto al estadio de Riazor, de titularidad municipal, establecía la creación de una comisión de seguimiento que, a lo largo de los años, se ha revelado prácticamente inexistente.