Grandes redes de color verde, azul y gris, vigas de contención y sujeción internas o externas, andamiajes de distinta altura y maderas cruzadas y tapiados de hormigón en puertas y ventanas de los edificios ruinosos afean de un extremo a otro la calle Orzán, la vía que cruza la zona céntrica del mismo nombre desde Panaderas hasta la plaza de Pontevedra. Aquí proyecta la Xunta poner en marcha un plan Rexurbe de rehabilitación de inmuebles para viviendas Rexurberehabilitaciónviviendas, aunque sin señalar aún en qué edificios podrían intervenir el propio Gobierno gallego y los promotores privados o el Ayuntamiento, que hasta la semana pasada desconocían el plan.

Pese a construcciones nuevas y trabajos urbanísticos recientes que han adecentado algunos puntos del entorno del Orzán, como la plaza Cormelana o la calle Pastoriza, la zona, aunque céntrica y bien conectada, no consigue atraer a los paseantes. Una gran parte de sus viviendas son demasiado antiguas y apenas han tenido reformas, pocos negocios son duraderos, no son pocas las fachadas con pintadas y grafitis y la zona carga desde hace años con una mala fama que no la abandona.

"Pasear por la calle Orzán por el día es deprimente, triste. Es una calle de paso en la que no pasa nada y hay muy poca actividad, sin nada que llame la atención. Necesita una recuperación desde hace tiempo". La descripción la da el presidente del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de A Coruña, Herminio Carballido.

Hasta doce edificios están abandonados o en ruinas solo en la calle Orzán. La mayoría sobresalen a la vista porque los cubren redes de colores prácticamente de arriba a abajo. De alguno solo quedan las tripas de metal de las vigas que van de un muro a otro, en el número 116, y se ven tanto desde la calle Orzán como desde la paralela, Cordelería. Otros solo conservan la fachada de su planta baja y un lateral del primer piso, en el 127. A la misma altura una manzana con seis inmuebles tiene cuatro tapiados, con las redes delante, sin que se pueda acceder a ellos ni por Orzán ni por Cordelería.

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El ladrillo moribundo del Orzán

En otro edificio ruinoso, en el 72 de la calle Orzán, solo queda su oscura fachada, que luce un aspecto tétrico desde hace años y donde unos operarios desbrozaron el interior y retiraron escombros hace unos meses. Otras redes para evitar la caída de cascotes o elementos poco firmes de la fachada protegen los números 114, 48 y 46, donde aún hay restos de lo que un día fueron negocios. Por encima de la entrada y la planta baja del número 24 hay otra red, en un edificio llamativo, estrecho, con floridos azulejos salpicados de restos de carteles despegados, pintadas y rotulaciones.

Gran parte de estos inmuebles gozan de una protección urbanística que limita el alcance de las obras que se puedan proyectar, lo que desalienta a los promotores por las exigencias constructivas o las dificultades financieras que suponen las intervenciones. Sus propietarios se resisten a venderlos.

No es la calle Orzán la única de este ámbito céntrico donde inmuebles abandonados conviven con los que viejos que más tiempo sobreviven con uso, los que se reforman y los que se construyen. En Vista, Pastoriza, la travesía San Andrés, Sol y San Andrés otros moribundos edificios permanecen cubiertos por mallas, protegidos por andamios o sujetos con vigas de grandes dimensiones.