La instalación de terrazas de hostelería en las calles peatonales del centro de la ciudad es un delicado asunto en el que el cumplimiento de la ordenanza municipal que regula la colocación de estos elementos en espacios de uso público choca con los intereses del sector hostelero, lo que en ocasiones provoca incomodidad en el vecino por la limitación de superficie para desplazarse y dificultades de accesibilidad de vehículos en casos de emergencia. Estrella, Olmos y Galera, tres céntricas vías peatonales que suman 49 locales de hostelería, tienen algún tramo en el que el itinerario mínimo libre de obstáculos entre terrazas situadas a un lado y otro de la calle es bastante inferior a los tres metros que indica la ordenanza, por lo que la movilidad peatonal y las intervenciones de seguridad se ven comprometidas, especialmente en tardes y noches de fines de semana.

La postura de los hosteleros de la calle Estrella consultados por este diario no es unánime. Unos, los más, admiten que la instalación de terrazas en zona peatonal debe "ordenarse" sin causar molestias ni a empresarios ni a vecinos y aseguran que sus negocios están correctamente dispuestos. Otros también demandan una regulación firme porque reconocen que el propio sector comete "abusos" al invadir demasiado espacio con sus instalaciones, que causa molestias a los transeúntes o complica la intervención de bomberos, policías o ambulancias en espacios reducidos.

Los profesionales, responsables tanto de negocios que no tienen otras terrazas enfrente como de otros que sí las tienen, prefieren no identificarse. Defienden que pagan al Concello por instalar sus mesas y sillas en la calle y no quieren que la limitación de su actividad y del espacio que les corresponde en la vía vaya en detrimento de sus negocios. "Tenemos gastos e impuestos. De lo que se trata es de que nadie moleste a nadie. Si hay que recoger una terraza para que pase una ambulancia, eso se hace en 30 segundos", comenta un hostelero. "Tengo los permisos en regla y las distancias correctas. Esta calle es de vinos y tapas, es lo que hay. La gente puede moverse por otras calles", dice otro empresario de la Estrella.

"Sé que hablo en contra de mi sector, pero es la verdad. Algunos usamos más espacio de terraza que otros. Y eso pasa porque no hay una norma que ponga orden. Hay vecinos que se quejan con razón y si hay que atender a alguien por una emergencia, como ya ha pasado, hay que mover todo", admite otro hostelero de la zona.

En ese grupo de vecinos está Luis González que vive en la calle Socorro y que pasa mucho por la Estrella. "Es muy bonito verla así, pero si hay un problema, ¿qué hacemos?, ¿por dónde pasan los bomberos o una ambulancia?", se pregunta y señala que la gente "no puede andar libremente" por esta calle, que actualmente está tomada por sillas y mesas y pide al Concello que "tome alguna medida" para que ambos mundos puedan convivir, el de los peatones y el de los hosteleros.

El Gobierno local y la Asociación de Hosteleros tramitan desde hace meses las licencias para legalizar las terrazas céntricas después de que hace casi dos años un control encargado por el Ejecutivo del PP revelase que prácticamente todas las terrazas de la ciudad incumplían los requisitos de la ordenanza reguladora de 2013. En octubre pasado se había avanzado en el proceso, pero luego se detuvo.

La determinación del espacio para peatones por el centro de la calle cuando hay terrazas a ambos lados o por los laterales si solo las hay en uno, que el Concello defiende rebajar a 1,5 metros, no satisface a los profesionales. También hay diferencias con el mobiliario, ya que la ordenanza señala que ha de estar homologado, pero como se puede comprobar en Estrella, Olmos o Galera, por ejemplo, los muebles de los bares son muy distintos entre sí.