El Concello de A Coruña ultima el diseño de la futura Marina. Una inversión para mejorar este espacio sin coches que ha encargado a Joan Creus y Covadonga Carrasco, ganadores del último Premio Galego de Arquitectura. El área de Rexeneración Urbana ha solicitado un proyecto global para la zona, un plan director para desarrollar por fases según prioridades y recursos. Lo prioritario, la pérgola, la reordenación y ampliación de las áreas de juegos, además de medidas para mejorar la seguridad. Para fases posteriores quedarían otras piezas como las dos pequeñas plazas triangulares semielevadas en sus márgenes. O el acercamiento al mar de los peatones con soluciones que recuerdan a las de otras urbes marítimas como la plaza del Comercio de Lisboa, Viana do Castelo o la plaza de San Marcos en Venecia. Con una partida reservada en el presupuesto pendiente de aprobación, la obra se podrá emprender tan pronto como el Puerto ceda el suelo.

Después de una reunión entre los redactores y la concejalía el pasado enero, acordaron la elaboración de un plan director para transformar la superficie de la Marina, actualmente con un diseño controvertido por su excesivo carácter pétreo, su exposición a los elementos y falta de verde. Este Plan Director de Actuación secuencia las diferentes propuestas del estudio de arquitectos de la Ciudad Vieja según las prioridades municipales.

En primer lugar, se construirá la pérgola, se reordenarán las áreas de juego y se mejorará la seguridad. La pérgola es el elemento "principal y prioritario" de la propuesta. Responde, según los diseñadores, "a una doble demanda de protección frente al sol y a la lluvia, pero también a la de definir mejor el espacio, centrando y ordenando las actividades" que en él se desarrollan. A la pérgola se vinculan las áreas de juego, el paseo y las zonas de estar y de vegetación principales.

La pérgola se dispone de forma paralela a las galerías y a la dársena. Abarca tres líneas del despiece del pavimento existentes, con unos 7,75 metros de luz entre pilares. Su construcción combina un único elemento de madera de 4,80 metros de largo, formando un entramado de soportes dobles y vigas que permiten un nivel de vegetación sobre otro con vidrio y protecciones transparentes contra la lluvia.

A las dos áreas de juego existentes, se le añadiría una nueva en el extremo oeste de la pérgola. La propuesta recoge una nueva delimitación mediante barreras verdes, hechas por acumulación de tierra vegetal y plantaciones bajas en sus bordes. Las tres áreas permiten además una distribución en tres franjas de edad. En todos los casos, los límites se aprovechan para situar bancos y elementos "de protección y descanso". Como complemento, los arquitectos han ideado una serie de elementos para "incrementar la seguridad tanto física como preceptiva que a día de hoy parece insuficiente e incómoda por la sensación de riesgo y peligro".

En una segunda fase, de existir "disponibilidad económica", se construirían una fuente y las plazas, unos espacios levemente elevados en los extremos de la dársena (uno hacia Puerta Real y otro al lado de la Autoridad Portuaria), que se relacionan con la historia del espacio y permiten además tener una visual del mar y de las galerías más clara, además de funcionar de remate. Están pensadas en piedra y con forma triangular y en esquina, separándose del suelo con una ligera inclinación desde el vértice principal. El objetivo es, por un lado, delimitar el espacio de uso, y por otro, "sugerir continuidad, conexión con el resto de la ciudad". En esta segunda fase del plan director figura la fuente, la fuente de la Fama, que "en la historia de la ciudad en esta zona, marcó un espacio de encuentro y reivindicación de los derechos ciudadanos". Así, pretenden generar en torno a ella "un espacio de identificación colectiva".

La tercera y última fase culminaría la transformación de la Marina aproximando a los viandantes al mar para que el borde del cantil no funcione como una frontera. Es un elemento para el que hay que contar con el acuerdo de la Autoridad Portuaria. La necesidad, dicen Creus y Carrasco, no es solamente relacionar la fachada marítima de A Coruña con el plano del mar, sino también aportar seguridad al paseo litoral. Los arquitectos han planteado dos líneas de grada accesible (una paralela a la dársena y otra en el cantil más próximo a la Autoridad Portuaria), excavadas hasta la línea de pleamar que, en las zonas donde no hay pantalanes, permitirían "el acercamiento y el contacto directo con las láminas de agua" de manera "más natural y que recuerda las intervenciones antiguas de rampas y grandes escaleras".

La actuación se completaría con unas pequeñas marcas, con "apenas presencia visible" para recordar y entender la evolución histórica del lugar. Los diseñadores también sugieren disminuir el "impacto" de las cuatro paradas de bus en la zona y reducirlas a dos en el espacio central con accesibilidad rápida a calle Real, Riego de Agua y María Pita.