- ¿Cómo funcionaba el turno cuando empezó?

-Cuando empecé era totalmente gratuito, pero se llevaba bien. Era una forma de adquirir experiencia, pero se les atendía muy bien. A veces los magistrados te pedían si les podías echar una mano y asistir a alguien para sacar algún asunto adelante. Era otra época, no se parece en nada a la de ahora. Había más compañerismo, la profesión de la abogacía era más familiar, todos nos conocíamos.

- ¿Por qué sigue en el turno de oficio?

-Sigo en la profesión porque en el despacho estoy con mi yerno y mi hija y hay que apoyarlos e introducirlos un poco en la profesión. Por dinero no sigo en el turno porque hay veces que ni presento los papeles para cobrar.

- ¿Es por vocación?

-Sí, por vocación, y muchas veces por inercia. Me gusta la profesión, lo hago y atiendo casos. En el turno entran principalmente asuntos de carácter penal, suelen ser jóvenes raterillos.

- ¿Cómo les ayuda?

-Debería reformarse la ley y para casos menores debería de haber juicios inmediatos. Ahora en el turno empiezan su carrera los delincuentes porque parece que los delitos no tienen trascendencia. Como se juzgan pasados años, esos chicos empiezan a delinquir y no salen de ahí. Si los juzgasen rápido, cumplirían la pena y escarmentarían. Cuando los juzgan por el primero, ya cometieron muchos más delitos porque se creen que no hay consecuencias.

- ¿Qué diferencia hay entre el tipo de asuntos que entraban antes y los de hoy en día?

-Antes no había "violencia de género", el delito ya no existía, eran "lesiones" o "abusos", y muchas veces no se denunciaba porque la sociedad era más machista.

- Cuente alguna anécdota de estos años...

-A alguno que ya lo había defendido cuatro o cinco veces por el turno de oficio, le dije que su problema era que tenía que comprar una banqueta para ver si asentaba la cabeza. También me acuerdo de una pareja que se había pegado. Al salir del juicio rápido, los dos se me acercaron y me preguntaron si podían seguir estando juntos. Les dije que hiciesen lo que les diese la gana. Hay que tomarlo con un poco de humor, la vida sigue igual.

- ¿Qué consejo les da a los jóvenes que le entran por el turno?

-Les digo que empiecen a pagar una cantidad [destinada a cubrir las indemnizaciones que se fijen en sentencia cuando hay lesiones o daños] porque así se lo tienen en cuenta luego como atenuante. Me dicen que no tienen dinero, pero tienen tabaco y móvil, entonces algo al mes pueden aportar. Es la forma de que les apliquen la suspensión de la pena, y que no cometan más delitos hasta el juicio.

- ¿Qué opina de la creencia de que es mejor pagar a un abogado?

-No es mejor, todo depende de la profesionalidad de cada uno y los abogados de A Coruña son muy profesionales.