Entre las estadísticas del año, la Compañía de Tranvías de A Coruña registra también la velocidad comercial de sus autobuses. De media, el transporte urbano coruñés recorre 14,4 kilómetros a la hora, incluyendo los tiempos en las paradas, la atención a los clientes y las interrupciones por las tarjetas fallonas. Los autobuses que pueden pisar más el acelerador son las líneas que van a Mesoiro y Feáns, la 23 y la 23A, con 20,22 kilómetros por hora, y los de la Universidad (24 y especial), también con cinco puntos por encima de la media. Esto en el caso de las líneas habituales. Realmente es el servicio Búho, que apenas encuentra tráfico a su paso, tiene pocos viajeros y circula en buena parte por las principales arterias de la ciudad en horario nocturno, el que registra el récord de 23,20 kilómetros recorridos a hora.

¿Qué líneas de autobús están por debajo de la velocidad media? La peor es la 4, con 11,10 kilómetros por hora, repleta de paradas y con un largo recorrido, de Monte Alto a Monelos, atravesando el Ensanche, uno de los números que quedaron afectados por la retirada del carril bus. El siguiente es el número 7, que también parte de Monte Alto, en este caso, destino a O Ventorrillo (11,97 kilómetros por hora).

El presidente del comité de empresa, Alberto Couselo, explica que la velocidad comercial varía mucho según las líneas y las horas, y es que no es igual la línea 4, -que tiene un recorrido muy largo y 43 paradas, algunas de ellas con muchos usuarios, como la de la plaza de Pontevedra o la de la estación de autobuses- que la línea de personal, que circula a las 06.00 horas, cuando no hay casi tráfico y que apenas recoge pasajeros. Son, sobre todo, los viajes de la primera hora de la mañana y los últimos de la noche los que cuentan con una velocidad más alta, ya que, según explica Couselo, muchas de las paradas ya no se hacen porque no hay viajeros bajo las marquesinas.

Sobre ese sambenito que llevan los conductores coruñeses de "pisarle" más de la cuenta, el presidente del comité de empresa puntualiza que todos los buses están "limitados a 80 kilómetros por hora", pero que es muy difícil que lleguen a alcanzar esa velocidad, ya que, entre parada y parada, no les da tiempo. "Es más la sensación de los pasajeros que que vayamos rápido realmente, porque no tiene nada que ver ir en un coche a 40 que en un bus, porque es más alto y más largo y si va vacío parece que va muy rápido, pero no es así", comenta Couselo, aunque también explica que, al igual que con los turismos, hay conductores "más bruscos que otros".

Asegura que todos los que se ponen al volante de un bus urbano quieren "ir en hora" y dar un buen servicio a los usuarios. "Lo que no podemos hacer es llegar tarde porque sí", sentencia y, para evitarlo, una central controla sus horarios. En caso de que un bus vaya muy retrasado, lo que hacen los conductores es salirse de la ruta y circular hacia la cabecera para "ponerse en hora". Alertan de que están "fuera de servicio" y, de ese modo, no cogen pasajeros hasta que están en la primera parada de su línea.

Cada una de las rutas tiene un tiempo establecido pero si los conductores tienen que ir al baño o tomar un café tratan de arañar algún minuto durante el recorrido. No siempre es posible, según relata Couselo.