La defensa del sospechoso de asesinar a su vecino arrollándolo con su coche en Cedeira en agosto de 2012 alegó ayer ante el jurado popular que hay "casualidades", al tiempo que insistió en que fue un accidente. El letrado admitió que entre el procesado y la víctima había "mala relación" debido a los pleitos que mantenían entre ambos. "Mi cliente era un afamado constructor y cada ladrillo que ponía en una obra suponía una denuncia de este señor [en referencia al fallecido]", subrayó el abogado defensor, al tiempo que recalcó que el imputado no tenía "nada" contra su vecino y que era "una víctima".

"Su familia le pidió que se apartase de él porque era un hombre conflictivo", indicó. "Fue un accidente y la coincidencia de la enemistad es lo que ha llevado a iniciar este proceso judicial", aseguró al tribunal, al tiempo que insistió en que las acusaciones carecen de "pruebas". Además, acusó al fallecido de estar "obsesionado" con el acusado, contra quien llegó a interponer 80 denuncias.

El abogado de la defensa argumentó que su cliente nunca demandó a la víctima, lo que asegura que demuestra que carecía de intención de atropellarla. Tras el accidente, el encausado tuvo que ser atendido por "un ataque de ansiedad" al percatarse de lo sucedido, destacó su defensa.

La Fiscalía, que reclama una condena de 21 años de prisión, y la acusación particular, ejercida por José Luis Gutiérrez Aranguren, que demanda 24 años de cárcel, insistieron ante el tribunal popular en que el imputado atropelló a su vecino de forma intencionada. El sospechoso, que cuando sucedieron los hechos, el 10 de agosto de 2012, tenía 67 años, estaba en el interior de su coche cuando vio pasar a su altura a la víctima, de 76 años, que caminaba en dirección al puerto, según sostiene el Ministerio público en su escrito de calificación.

"Desde hacía tiempo atrás, al menos cinco años, tenía una profunda enemistad con el fallecido, a quien profesaba una especial inquina como consecuencia de los diferentes pleitos habidos entre ambos", indica la acusación en su informe, en el que destaca el "odio" que el imputado le tenía a su vecino. "En ese instante, el acusado, comprobando que la víctima, aunque orillada a su derecha, caminaba por la calzada en el mismo sentido de su marcha, decidió aprovechar la circunstancia para vengarse de ella por todas sus denuncias y demandas", relata el fiscal, quien recalca que el atropello fue "por la espalda".

La acusación particular destacó ayer ante el jurado, formado por siete hombres y dos mujeres, que el suceso se produjo "en una recta" en la que el conductor tenía "plena visibilidad". Así, aseguró que se dirigió hacia su vecino con la intención de matarlo. Al llegar a su altura, lo atropelló por detrás, "sin darle oportunidad alguna para la reacción y evitando que pudiera adoptar cualquier medida tendente a defenderte". El sospechoso incluso modificó "bruscamente su trayectoria inicial" y, según señalan las acusaciones, lo atropelló "con plena conciencia y voluntad de que con ello le causaría la muerte, como así sucedió, habida cuenta lo fortísimo del impacto recibido".

El afectado salió despedido hasta golpearse con un turismo que estaba estacionado a unos nueve metros de donde se produjo el atropello. El hombre falleció en ese momento debido a las fracturas que sufrió en el cráneo. El suceso ocurrió en un tramo recto seguido de una ligera curva, por lo que la visibilidad era "absoluta" durante todo el recorrido que siguió el procesado, según señalan las acusaciones. La víctima estaba casada y tenía tres hijos, todos ellos mayores de 25 años. La acusación particular demanda 24 años de cárcel, 20 por un delito de asesinato y cuatro por otro de obstrucción a la justicia.