A Coruña y Santiago están separadas por 73,9 kilómetros de autopista, un recorrido que en tren se completa en 28 o, en el peor de los casos, 40 minutos. A Coruña y Ferrol, por el contrario, están a 50,4 kilómetros pero a una distancia temporal por ferrocarril bastante mayor: una hora y diez minutos. Esta es la realidad contra la que se rebelan nueve municipios de las comarcas de A Coruña, Eume y Ferrrolterra que ayer firmaron en Ferrol una declaración institucional para reclamar al Ministerio de Fomento medidas con las que actualizar al siglo XXI una línea de tren sobre la que pocos cambios se han realizado a lo largo de los últimos cien años.

La conexión ferroviaria A Coruña-Ferrol conecta un área que supera el medio millón de habitantes. Sus apeaderos intermedios convierten esta línea en un tren cercanías, alejado de los sistemas de la alta velocidad, como el AVE, que priorizan las paradas en las poblaciones con más habitantes pasando de largo al cruzarse con pequeños núcleos. En la comarca coruñesa, el tren que llega a Ferrol sirve también como medio de transporte entre los concellos de Culleredo, Cambre, Miño o Betanzos, que ven en el ferrocarril una alternativa al coche privado para llegar a A Coruña.

Un día como hoy salen desde la coruñesa estación de San Cristóbal seis trenes rumbo a Ferrol a las 07.06, 08.45, 14.31, 14.58, 17.20 y 20.59 horas. Los apeaderos en los que hace escala este tren de cercanías son la parada del campus de Elviña, O Burgo, Cambre, Cecebre, Betanzos-Infesta, Betanzos-Cidade, Miño, Perbes, Pontedeume, Cabanas, Perlío, siendo la última la estación de Ferrol. No todas estas líneas completan este recorrido. El trenhotel de las 08.45 horas, por ejemplo, solo para en Betanzos-Infesta y Pontedeume antes de llegar a Ferrol, mientras que el Alvia de las 14.58 horas solo lo hace en Betanzos-Infesta.

La ausencia de un transporte ferroviario más moderno tiene también un impacto en la economía de ambas ciudades. Un reciente informe elaborado por las universidades gallegas para el Clúster de Turismo de Galicia aseguraba que la precariedad de horarios del tren de cercanías no solo resta oportunidades de movilidad a los habitantes de estas tres comarcas sino que también reduce la competitividad económica de la zona. Aquel informe también se hacía eco de la discriminación padecida por el tramo entre A Coruña y Ferrol, en comparación con el resto de conexión atlántica, que conecta con Vigo. "Es tal la diferencia entre las dos situaciones de Galicia que un usuario de A Coruña tiene mayor facilidad para desplazarse a Vigo que a Ferrol vía ferrocarril, aunque la periferia de la ciudad departamental pueda ser observada desde el monte de San Pedro de A Coruña", denunciaba.

Ferrol, que desde hace años vive inmerso en una crisis económica y demográfica, fía parte de su futuro a la mejora de la conexión por tren con A Coruña, ciudad con la que, por cierto, comparte Universidad. El campus de Elviña, de hecho, es uno de los apeaderos de esta conexión, que podría acercar a muchos estudiantes de las tres comarcas a sus facultades en los campus de Elviña y Zapateira si hubiese un mayor número de frecuencias.

Usuarios e instituciones reprochan al Ministerio de Fomento el descuido con esta conexión, por sus escasas frecuencias y por la tardanza en el recorrido. La línea A Coruña-Ferrol se ha caracterizado en los últimos años por ser una ausente en la agenda del Gobierno central. En 2015, cuando grupos de la oposición le preguntaron a Fomento en el Congreso por cuándo se mejoraría el tren de proximidad, sus responsables respondieron que ya habían intensificado dicho servicio, con el tren rápido entre A Coruña y Vigo, que acercaba a las ciudades del Eje Atlántico a lugares como Vilagarcía o Ordes. En aquella ocasión, como en muchas otras, ni palabra de Ferrol.