Repsol sustituyó ayer el quemador de su antorcha. Es una de las actuaciones que se desarrollan dentro de las programadas en la parada técnica en la que está inmersa la refinería desde el 9 de marzo. La antorcha es una de las dos existentes en el complejo industrial y se construyó en 1990, mide 120 metros de altura, de los que los cuatro últimos -los de la parte más alta- pertenecen a la parte del quemador, que se cambia aproximadamente cada cinco años, cada vez que se hace una parada programada.

Para ejecutar estas obras fue necesaria la utilización de dos grúas de 300 y 500 toneladas, con una altura de pluma de 140 metros, ya que los trabajos se realizan a gran altura.

El sistema de antorcha, según explica Repsol, es "imprescindible" para la seguridad y la protección medioambiental y su "función principal es asegurar 24 horas al día la descarga de gases procedente de las unidades en cualquier supuesto de operación y eliminar de manera controlada los fluidos no reutilizables que han ido a parar a ella". Es por esta razón por la que, en cada parada técnica, es la última unidad en parar y la primera en reanudar la actividad.

Esta parada técnica en el área de combustibles requiere una inversión de 23,5 millones de euros y finalizará a principios de abril. En esta zona es donde se recibe y se procesa el crudo para que en las aguas abajo se obtengan los componentes para la formulación de gasolinas, queroseno y gasóleo. En el área de combustibles se obtienen también, según indica Repsol en una nota de prensa, fracciones más pesadas que sirven como alimentación a las unidades de conversión.