Circula por internet un simpático vídeo de apenas 20 segundos que pone de relieve la atracción que determinadas bebidas, o por lo menos sus envases, causan a los humanos desde una temprana edad. A un bebé sentado en su trona se le enciende la cara de felicidad cuando una mano -quizá la de su madre- le acerca una botella de cerveza Estrella Galicia. Unos segundos después se la retira y la cambia por un recipiente para bebés que al instante el niño rechaza con una expresión de enfado en su rostro. Cuando la mano le vuelve a colocar la cerveza delante, el bebé vuelve a sonreír y se la lleva a la boca. Eso sí, la botella está vacía.