El jurado popular absolvió ayer al hombre acusado de atropellar mortalmente en agosto de 2012 a uno de sus vecinos, en el municipio coruñés de Cedeira, con el que, supuestamente, mantenía una mala relación, según el veredicto que sus integrantes dieron a conocer tras el juicio en la Audiencia Provincial de A Coruña

En sus conclusiones, la Fiscalía mantuvo la pena solicitada inicialmente de 21 años de prisión por un delito de asesinato tras siete jornadas de juicio. La acusación particular también ratificó su petición de 24 años de cárcel por asesinato para el procesado, Maximino Caruncho. Con todo, el abogado introdujo una calificación alternativa en caso de que los hechos fuesen tipificados como homicidio por imprudencia grave con una rebaja de la pena de entre uno a cuatro años.

Según el Ministerio público, el día de los hechos, el 10 de agosto de 2012, el acusado, que era constructor y con el que la víctima mantenía varios litigios, "varió la trayectoria y arrolló por la espalda a la víctima sabiendo que con ello le ocasionaría la muerte".

En el juicio, testigos de la defensa alegaron que el procesado padecía una depresión. Según su esposa, el día de los hechos, no se había tomado su medicación. Mientras, el letrado del acusado atribuyó a una "terrible causalidad" que la víctima mantuviese un enfrentamiento con el procesado.

El procesado, que tenía 67 años en el momento del accidente, sostuvo durante la vista oral, que la víctima, que tenía 76 años, se le cruzó en la carretera y que no pudo hacer nada por evitar arrollarla. "Vi a una persona, di un frenazo y pegué un volantazo; pero se me echó encima", testificó. Hasta que vio el cadáver, según su versión, no se percató de que era el vecino con el que tenía una enemistad desde hacía años debido a las alrededor de 80 demandas que había interpuesto contra él por asuntos relacionados con las obras que ejecutaba su empresa. El hombre relató que cuando se dio cuenta de "a quién había atropellado" perdió el conocimiento y entró en " shock".

El imputado, declarado ayer no culpable, permaneció dos años en prisión provisional, y subrayó durante el juicio que su vecino estaba "obsesionado con él" y alegó que no le tenía odio, pero sí "miedo" porque temía que le causase "problemas", ya que "era una persona que no estaba al cien por cien". El sospechoso insistió durante su declaración en las relaciones que su vecino tenía con profesionales de la Justicia y en que lo amenazaba continuamente. "Él me repitió muchas veces que su hija era jueza y que tenía un yerno fiscal", afirmó, al tiempo que recalcó que el informe sobre los hechos elaborado por la Guardia Civil es "falso, engañoso y hecho a la carta" para que le atribuyesen un delito de asesinato. "Si el accidente fuese al revés, él no estaba en la cárcel y yo me tiré allí dos años", señaló.

El yerno del fallecido, que es fiscal en Barcelona, relató pormenorizadamente que le extrañó la posición en la que se encontraba el cadáver de su suegro cuando llegó a la escena del accidente y que la Policía Local no recogía la información necesaria para dar parte al juez instructor. Por este motivo, explicó que llamaron al Juzgado de Ortigueira para que se personase en el lugar de los hechos la Guardia Civil y diese cuenta de la escena y la información que aportaba sobre el supuesto crimen. Los forenses, durante el juicio, fueron incapaces de precisar si la muerte había sido fruto de un accidente o un homicidio, puesto que las lesiones de la víctima eran "compatibles" con las dos hipótesis. Aunque no pudieron descartar ninguno de los dos extremos, un experto en criminología consideró durante el juicio, que la hipótesis "más probable" era la de que se tratase de un accidente.

Por su parte, también en calidad de perito, un neurólogo hizo hincapié durante este juicio, en el estado del acusado en el momento de los hechos, quien estaría influenciado por los efectos de la medicación que estaba tomando y que, según indicó este perito, afectaría a su "capacidad de reacción".