El tráfico rodado, el ocio nocturno en espacios públicos y los ruidos generados por actividades municipales, incluido el repicar de las campanadas del Palacio de María Pita que marca las horas, son las fuentes de contaminación sonora que advierten en su zona de residencia los vecinos de la Ciudad Vieja. Conocedor el barrio de que el Gobierno local ha elaborado un Plan de Acción en Materia de Ruido para reducir los niveles de perturbación acústica en todos los distritos de la ciudad, Pedro Roque, portavoz de su asociación vecinal, señala los principales agentes ruidosos que "padece" el área en la que vive para que el Ayuntamiento los "controle y calme".

Aunque la Ciudad Vieja es una zona donde se ha restringido el estacionamiento, que solo se permite a los residentes con autorización, la circulación de vehículos continúa perjudicando a sus vecinos a determinadas horas del día, lo que contribuye a acentuar los índices de contaminación acústica. Roque apunta que "a todas horas", después del límite permitido hasta las once de la mañana, pasan por el barrio coches de carga y descarga, que deterioran el pavimento y levantan losas y adoquines, lo que supone, resalta, "un peligro" para vehículos y peatones.

Añade el presidente vecinal que las noches de los fines de semana aparcan sin autorización en la Ciudad Vieja una treintena de coches, costumbre que asegura que no está siendo controlada ni penalizada. Propone además que mejoren las señalizaciones en las calles del cinturón histórico para que los conductores que entran "despistados" en el barrio puedan salir de la zona con facilidad sin transitar demasiado tiempo por ella y, por tanto, elevando los niveles de ruido.

El ocio nocturno también perturba la tranquilidad de los vecinos, que por una parte denuncian los reiterados incumplimientos de las ordenanzas que regulan el ejercicio de la actividad hostelera. Así, Roque señala que hay en las plazas de María Pita y de Azcárraga bares que funcionan como pubs, con terrazas dispuestas hasta la madrugada y música a alto volumen "sin que nada ni nadie lo impida". Protesta también por la celebración de conciertos en directo a mediodía y "peleas y pequeñas reyertas" en el corazón del casco histórico.

Los ruidos generados por el Concello son otro punto de origen contaminante que molesta a los vecinos de la Ciudad Vieja, que apuntan sus críticas a las campanadas del reloj del Ayuntamiento durante la noche y al funcionamiento "estruendoso" de los vehículos de limpieza desde primera hora de la mañana, por lo que reclaman que sus horarios de trabajo sean consensuados con los residentes.

El Gobierno local recoge en su plan de acción contra el ruido que en la Ciudad Vieja deberán aplicarse medidas relacionadas con la celebración de actividades festivas y las actividades de ocio nocturno, para las que propone vigilancia en el cumplimiento de la regulación en vigor. En cuanto a los trabajos municipales en la vía pública, apuesta por la reducción del ruido que genera la actividad de la recogida de residuos, por lo que estudiará mecanismos más silenciosos.