- ¿Por qué se decidió a regresar a España para seguir investigando?

-Estuve en el extranjero hasta agosto y había marchado en 2011 al terminar la tesis doctoral para desarrollarla en otros países, pero también porque había una situación de necesidad en la investigación pública, con muchísimos recortes en becas y ayudas. Se entiende que al irse fuera hay una intención de regreso porque durante la formación se crean unas redes de trabajo y esa era una de mis motivaciones para volver, junto con que mis trabajos están vinculados al territorio en el que los hago y quería volver a España para retomar esa investigación.

- ¿Le sorprendió que una universidad española y una empresa apostasen por una investigación social como la que usted desarrolla?

-Totalmente. Estoy muy sorprendido y agradecido de que se apueste por esto. Por un lado, de que se planteen estos contratos trampolín que lo que en realidad buscan es ayudar a investigadores que estamos en una situación precaria a nivel académica para que el regreso del extranjero no suponga retraer nuestra proyección internacional, sino todo lo contrario. Conozco pocos contratos de este tipo en España, que son muy atractivos para la gente que está en mi situación. Cuando lo solicité, no creí que lo fueran a dar porque estos contratos van más dirigidos a ciencias naturales, ingeniería, ciencias biomédicas...

- ¿Cuesta más a los investigadores sociales convencer de que su trabajo tiene valor?

-Infinitamente más. Es un problema de la sociedad en su conjunto, ya que hay un afán por minusvalorar las ciencias sociales y lo que tienen que decir de cuestiones que son eminentemente sociales como el trabajo que yo voy a hacer sobre la gestión sostenible de los recursos. Hay una apuesta clara por apoyar otras investigaciones pero no las sociales, cuando está claro que la mayoría de problemas a los que nos enfrentamos son sociales.

- Su investigación versará sobre el impacto de las políticas ambientales en las zonas protegidas.

-Lo que pretendo es acercarme al campo de los contextos rurales en los que se han introducido políticas de conservación en las últimas décadas y ver cómo afectan de una forma u otra a las poblaciones que habitan en espacios protegidos. Son poblaciones sometidas a unas tensiones debidas no solo a la introducción de políticas de conservación y las restricciones que puedan imponer, sino también a otras como las políticas agrarias, la eliminación de empleo o la imposibilidad de encontrar empleo. Se trata de ver qué posibilidades hay para que haya una mayor conexión entre la gestión sostenida de los recursos y las poblaciones que viven en esos espacios protegidos como los parques naturales, que a veces genera una oposición a la conservación.

- ¿Va a centrar su trabajo en Galicia?

-Quiero centrarme en el caso gallego durante los dos años del programa InTalent porque me parece muy importante que el trabajo que realicemos tenga una repercusión sobre el territorio que habitamos.

- ¿Pueden ser los resultados interesantes para los encargados de las políticas ambientales?

-Por supuesto, uno de los objetivos es que este tipo de trabajos sean útiles para las personas que toman las decisiones. Es bueno que se visibilicen algunas voces como las de determinados colectivos locales o que los problemas que tienden a asociarse con las políticas de conservación quizás no tengan una vinculación directa con ellas, sino con los problemas socioeconómicos de las poblaciones rurales.

- ¿Cree que el hecho de que la Universidade da Coruña haya apostado por una investigación social puede animar a otras a hacerlo?

-Sería lo ideal porque hay una necesidad enorme de encontrar mayores oportunidades para desarrollar nuestro trabajo, por lo que este tipo de apuestas siempre ayudan, ya que dan ejemplo de que hay otros campos de investigación que deben ser apoyados.