Durante casi treinta años, Encarnación Díaz Martínez ha visto caras ausentes, gestos, posturas, miradas vacías y escrutadoras, momentos de paz y aires rotos por personas con discapacidad que, al final, se pierden en el tiempo y se convierten en invisibles. Siempre ha trabajado como terapeuta ocupacional y lo ha hecho en varios centros y, ahora, de las paredes de la Casa Museo Casares Quiroga cuelgan algunos de los retratos que ha ido haciendo a lo largo de los tres últimos años, en los que busca, como dice el título de su exposición Hacer visibles a los invisibles.

"Durante años trabajando en varios centros, vi que los gestos de los usuarios se repetían y yo pensaba: 'Esto ya lo he vivido antes. Aquí tiene que haber algo más", explica y ese "algo más" empezó a buscarlo a través de sus pinceles y sus lienzos, retratando a personas que había conocido y a otras compuestas por las emociones captadas de unos y de otros, con un poquito de cada uno para abrir una sonrisa o para taparse la cara con las manos, para jugar con muñecos o para seguir, sin que nada pueda perturbar el trazo, a lo suyo.

"Siempre he trabajado en residencias y con personas con enfermedades crónicas y, tras años de trabajo, compartí lo que pensaba con otros compañeros sanitarios, que había muchos gestos que se repetían en estas personas y me dijeron que ellos también lo habían notado, así que, empecé a plasmarlos", comenta Encarnación Díaz.

Lo que le empujó a hacerlo, sobre todo, era "la impresión" que le causaba ver a usuarios bien diferentes replicar movimientos y sensaciones. "Causan una impresión muy fuerte, a veces no es por algo que hagan o porque reconozcas una mirada es solo el espacio que ocupan, su manera de estar... todo", reconoce.

Su técnica es "muy rápida", porque ha tenido que desarrollarla así, porque, a pesar de que la pintura y el dibujo siempre han ocupado un lugar importante en su vida, en ocasiones, ha tenido que relegarlos y dejarlos en un segundo plano. "Algunas veces necesitaba plasmar lo que veía, así que, lo hacía muy rápido, con unas líneas dramáticas, entre las tareas de casa, el trabajo y la familia", comenta. Y es que, Encarnación, además de terapeuta ocupacional y pintora es la madre de Ricardo Prado Díaz, que el pasado fin de semana consiguió la medalla de plata en el Campeonato de España de Gimnasia Rítmica para personas con discapacidad intelectual. Un campeón. Ahora, sus cuadros los pueden ver no solo el público general, que conoce a través de sus ojos las miradas de las personas con discapacidad, sino también algunos de sus protagonistas. Estará abierta hasta el 14 de mayo. Algunos, "por sus limitaciones" no podrán ir, pero espera que usuarios de otras instituciones que trabajan con usuarios con diversidad funcional puedan visitar la exposición y sentirse representadas, visibles.