En A Coruña, poco más de una veintena de personas sufren las condiciones más extremas de la exclusión social. Ciudadanos que dedican su día a día a sobrevivir, que duermen en la calle, que acuden a los comedores sociales y que mendigan para sufragar sus gastos más primarios, sobre todo tabaco y alcohol.

Los actos básicos de supervivencia los realiza cada uno a título individual. Apenas desarrollan relaciones de amistad o compañerismo, y la mayor parte del tiempo están solos. Carecen de conflictividad, por la ausencia de capacidad organizativa o de presión, y prefieren quedar al margen de todo cuanto acontece a su alrededor. A veces, su edad es indefinible por los estragos que la vida en la calle y el consumo de alcohol han causado en su salud. Su deterioro cognitivo y su apatía son evidentes.

En esas condiciones, rechazan cualquier oferta de recursos de acogida que menoscabe su concepto de libertad. En la calle, cada cual ocupa un espacio determinado, en el que es bien tolerado por un entorno en el que la conflictividad brilla por su ausencia. La noche y las inclemencias climatológicas, sobre todo la lluvia y el frío, son las mayores amenazas para su seguridad y su integridad física.

Hasta el momento, no hemos sabido dar una respuesta a su situación. Por eso, creemos que debemos dar un paso más para buscarles una solución habitacional y sociosanitaria, como se contempla en el Proyecto Mi casita, del Hogar de Sor Eusebia, que prevé la construcción de veinte módulos habitacionales, de doce metros cuadrados cada uno, equipados con una cama, una mesilla de noche, un armario, un lavabo y un inodoro.

El proyecto se completa con un pabellón de servicios, que acogerá a trabajadores y educadores sociales, y donde se prestará atención social y sanitaria a las personas que lo requieran. En el pabellón habrá, también, una lavandería, una ropería, un office, una sala de televisión y una vivienda para la persona que se encargará de la vigilancia y control de las actividades que allí se realicen.

Los usuarios gozarán de libertad total, pero bajo ningún concepto se consentirán actividades molestas y perturbadoras de la convivencia. En este sentido, habrá un servicio de atención y seguridad las 24 horas del día, los 365 días del año.

Mi casita es el fruto de año y medio de reflexión y estudio en el que han colaborado trabajadores sociales, arquitectos y abogados. Un proyecto en el que están totalmente implicados el Ayuntamiento de A Coruña, la Xunta de Galicia, la Escuela de Arquitectura de la Universidade da Coruña y, por supuesto, un gran número de profesionales y entidades que trabajan con los excluidos sociales.

Para la realización del proyecto se cuenta con la colaboración del Ayuntamiento de A Coruña, que ha cedido una parcela de 1.500 metros cuadrados, en el parque de Eirís; de la Xunta de Galicia, que financia el pabellón de servicios; y de un importante número de entidades y empresas que abonarán la construcción de los módulos habitacionales y su equipamiento. Y de muchos coruñeses que creemos en el proyecto y que no estamos dispuestos a que un sin techo vuelva a morir en las calles de nuestra ciudad. Por eso firmamos este manifiesto, en defensa de su dignidad y de su vida.