Las muertes accidentales de dos jóvenes en la Marina en el mes de marzo dispararon todas las alarmas de seguridad en la zona. Tras el fallecimiento del actor Mateo González, sus amigos, vecinos y allegados hicieron una cadena humana en el límite portuario que, ahora, se convertirá en real y estable.

El Concello instalará en las próximas dos semanas esta pequeña barrera pactada con la Autoridad Portuaria que, si bien sirve para sentarse y tumbarse, alerta también a los que van caminando despistados de que se están acercando demasiado al mar. El modelo elegido es un banco corrido de piedra, de baja altura y en forma de L, que perfila el cantil desde las inmediaciones del Náutico hasta las escaleras donde amarra el barco turístico que en verano recorre la ría.

El banco, con algunos espacios para hacer posible el paso hacia los muelles, se situará a una distancia de tres metros del borde del mar y, a diferencia del proyecto inicial que había anunciado el Gobierno local el mes pasado, carecerá de respaldo. El Ayuntamiento había anunciado que su instalación comenzaría a mediados de mes, y que había seguido el proceso de contratación más rápido posible.

El Ayuntamiento había planeado poner otro tipo de banco del que ya disponía pero, finalmente, ese modelo se instalará en la nueva plaza que se habilitará tras la peatonalización de la calle María Victoria Fernández España, frente al instituto de Zalaeta, ya que el color elegido no coincide con el que se pondrá en la dársena.

Los técnicos municipales aconsejaron al Concello que instalase una barrera física que alertase de la cercanía al mar, ya que la zona ha evolucionado con el paso de los años y, además de sus usos portuarios, tiene también locales de ocio nocturno. El joven Manuel Rodríguez había salido de fiesta con un amigo y, de madrugada, se cayó al mar cuando salía de una discoteca de la zona a principios de marzo. El actor Mateo González falleció a finales de ese mes, al caer al mar después de asistir a la fiesta de los María Casares, en el Náutico.