Después de más de un siglo de atención al público, la Farmacia Europa abandonó hace diez años su histórico local de la calle Real para instalarse en Orillamar, en un antiguo almacén de fruta y verdura reconvertido. La botica pasó de mano en mano, de generación en generación y fue la herencia mejor conservada de la familia de su fundador, Luis López Abente.

El negocio se abrió por primera vez al público en el local que ahora ocupa el establecimiento de la franquicia Vecchio en la calle Real, junto a lo que hoy es la Subdelegación del Gobierno. Los libros de registro más antiguos datan de 1897, pero se trasladó, en el año 1929, al número 63 de la calle Real.

En el último traspaso, antes del definitivo a Orillamar, la Europea perdió todo su patrimonio de botamen y se desvinculó de la familia fundadora, López Abente. La nueva farmacia se quedó sin aquellos tarros que venían del extranjero y que salvaguardaban del frío, el calor y la distancia las mercancías con las que, después, se elaboraban los medicamentos.

El local de la Europea de hace diez años conservaba el aire decimonónico y de cuento de sus comienzos. Los entonces empleados relataban que la madera de los mostradores era de cedro y que Luis López Abente la hizo traer desde las colonias de ultramar hasta la botica de la calle Real.

Anís para los gases, menta y hierba Luisa para la buena digestión, eucalipto para el resfriado o valeriana para los nervios... Con el traslado a Orillamar se fue a Monte Alto parte del patrimonio de esta histórica botica.