La conservación o no del espacio del cine es lo que hizo bailar al Avenida de un lado a otro del plan especial de Ciudad Vieja y Pescadería (Pepri) aprobado por el anterior Gobierno local y, finalmente, acabar en los tribunales por el nivel elevado de protección que le otorgó el documento por orden de la Xunta. Una sentencia del Superior ha negado a la propietaria, Abanca, rebajar este blindaje, que le obliga a conservar, no el uso, pero si la sala de proyecciones. Sí le concedió a la entidad que la Xunta y el Ayuntamiento la compensen económica mente por la pérdida de aprovechamiento, al no poder construir en el subsuelo. La entidad financiera y el Gobierno gallego han recurrido.

Durante el juicio, Abanca y la Xunta expusieron informes técnicos para justificar el nivel de protección que quieren para el edificio: el segundo nivel más alto (II o integral), que solo permite obras de mantenimiento y restauración, y el tercero más alto (III o estructural), que permite modificaciones más profundas de rehabilitación.

Un informe del subdirector xeral de Patrimonio usado en el juicio pone el acento en cómo la sala de cine desapareció de la documentación de los elementos que blindar cuando se reformase durante la tramitación. El Pepri tiene tres fases hasta su entrada en vigor (inicial, provisional y definitiva) y la ficha del Avenida es diferente en las tres.

El antiguo Pepri, de 1998, le daba categoría estructural. Al iniciarse en 2012 la revisión de este ordenamiento de las zonas históricas se le subió la categoría a integral. Así figura en la ficha del catálogo de (tomos que recogen documentación de todos los edificios protegidos) de la aprobación provisional. Contiene una relación de elementos singulares: rejas, cornisas, escaparates, relevos, portal, ascensor y "sala de cine". Además, considera determinantes desde el punto de vista patrimonial su organización interna, la posición de su comunicación vertical y su composición integral. Destaca en las observaciones que el inmueble que inició Ignacio Villar en el 1937, el más antiguo de la manzana, tiene como parte destacada "el grupo de miradores de obra y achaflanados de su cuerpo central" y, sobre todo, "la valiosa decoración racional" de la entrada del cine.

La propietaria, Abanca, que adquirió el edificio a Pontegadea (inmobiliaria de Amancio Ortega) en 2007, presentó alegaciones al Concello, que fueron en parte aceptadas e incluidas en la aprobación provisional del documento, de diciembre de 2014. La ficha recuperaba la protección del plan especial de 1998, estructural. A Patrimonio este cambio le pareció "aceptable" al creer flexibilizaba la reforma al tiempo que garantizaba la conservación de los elementos importantes. El listado de elementos protegidos era el mismo que el de la versión anterior, con una excepción: el cine.

El fallo del Superior recoge un informe de Patrimonio al respecto. El departamento autonómico, al revisar el documento, se percató de la ausencia de la sala de cine como elemento a proteger. Es por eso que ordenó, para dar su visto bueno obligatorio al proyecto, volver a elevar la categoría a integral. Los técnicos de la Xunta son rotundos en sus apreciaciones: debe conservarse el espacio pues esta tipología que combina cine con residencia es "prácticamente única en Galicia" y le da valor al edificio, independientemente del mal estado en el que se encuentre y de que no se vaya a usar como cine, dos de los razonamientos de Abanca para tratar de que los jueces le diesen la razón.