Son célebres las reinserciones sociales de industrias y edificios portuarios o ferroviarios de todo el mundo, en ciudades que, en lugar de convertirlos en objeto de operaciones inmobiliarias, apostaron por su uso público o mixto. La Fábrica de Tabacos es la gran transformación de este tipo en A Coruña. Propiedad de Altadis, combinó la venta de terrenos a una constructora, la promoción de pisos públicos y la cesión al Concello de la parte histórica de la factoría que, tras muchas vueltas, ha sido reabierta como sede judicial tras recederla a la Xunta.

También hay cruces en el entorno coruñés, que permanecen en ruinas o estado de semiabandono: los vecinos de Culleredo siguen esperando por el antiguo complejo de la Cros; la fábrica de armas, aún abierta pero en una situación muy complicada, conserva muchas de sus naves sin uso; y la estación de San Diego, dentro del perímetro portuario, también está vacía.

Bilbao no solo es el gran espejo de la transformación portuaria, donde el Guggenheim de Ghery se lleva los focos. También ha afrontado obras como el Centro Azkuna o Alhóndiga (2010). Ubicado en un antiguo almacén de vinos modernista intervenido por Philippe Stark, incluye un gimnasio, una piscina y una biblioteca municipal, una sala expositiva, hostelería... Concello de Vigo y Zona Franca prevén algo similar en una panificadora cerrada pero no tienen el terreno, sin acuerdo con propietarios con derechos para edificar.

Espacios de referencia son el Matadero de Madrid; el SESC Pompéia de Lina Bo Bardi en Sao Paulo en una fábrica de tambores; o el museo de la Alfándega de Porto. Se instalaron apartamentos en viejos silos en Copenhague y en los edificios industriales del Poblenou de Barcelona, acompañándolos de actuaciones en el espacio público.