Una ciudad que posee 17,3 kilómetros de carril bici en una superficie de tan solo 37,8 kilómetros cuadrados debería ser entendida como propicia para el uso de la bicicleta de forma cotidiana, pero un repaso al trazado de este tipo de viales revela que en su mayor parte tienen una función meramente recreativa, ya que no fueron concebidos para facilitar la movilidad en el casco urbano. La decisión del Concello de construir un carril bici que enlace el centro de A Coruña con el puente de A Pasaxe, donde conectará con los existentes y programados en los municipios de la ría, supone un salto cualitativo para el uso de la bicicleta como medio de transporte cotidiano. El Gobierno local firmará mañana con la Diputación el convenio para ejecutar el proyecto. El Concello aportará 330.000 euros y la institución provincial, 1,1 millones.

El nuevo vial resolverá el problema que supone ahora atravesar el corredor Sánchez Bregua-Linares Rivas-Primo de Rivera-avenida del Ejército-avenida de A Pasaxe, caracterizado por una elevada intensidad de tráfico y, en sus últimos tramos, una velocidad alta de los vehículos.

El carril bici que comienza en la explanada de O Parrote y continúa hasta el Aquarium Finisterrae fue construido entre 1993 y 1995 como la primera calzada de la ciudad exclusiva para las bicicletas. Hubo que esperar hasta 2012 para que se prolongara por Riazor y Orzán y que luego se extendiera hasta el Millennium, donde enlazó con el que se había instalado hasta O Portiño y que a su vez comunica con la senda que llega hasta la cala de Bens.

Previamente, en 2011, se había construido el tramo de la calle Pablo Picasso, que más tarde se extendió hasta el campus de Elviña a través de la avenida de la Universidad, aunque no está comunicado con el resto de la ciudad. La playa de Oza y el parque de San Diego son otros lugares donde existe un pequeño tramo de carril bici, que tampoco permiten llegar hasta ningún lugar, puesto que su trazado no enlaza con otros viales de este tipo.

La concejalía de Mobilidade Sostible anunció en julio del año pasado la construcción de dos nuevos carriles bici, que unirían el centro con la Universidad y el puente de A Pasaxe. El primero de ellos partiría de la Marina y en la plaza de A Palloza se bifurcaría hacia Cuatro Caminos, Fernández Latorre y Salgado Torres hasta Pablo Picasso, donde se unirá al carril ya disponible. La otra ruta pasará por Fernández Latorre hacia Pérez Ardá y Salvador de Madariaga, desde donde continuará hasta Matogrande.

Mobilidade preveía hace un año que este fuera el primer carril en ponerse en marcha, aunque finalmente será el que llegará hasta A Pasaxe. De acuerdo con el proyecto que será licitado, el primer tramo de este vial partirá de la avenida de la Marina en el punto donde concluye la zona peatonal y seguirá hacia Los Cantones por la calzada, en las que las bicis compartirán el espacio con el resto de vehículos aprovechando la importante reducción de tráfico causada por la prohibición de circular en el entorno de la dársena.

El pavimento será señalizado de todas formas para advertir a los conductores de la posible presencia de las bicis, que al llegar a la plaza de Mina dispondrán ya de un carril específico para ellas, ya que en este punto se incrementa de modo notable la circulación. Unos separadores de caucho colocados en la calzada indicarán a los conductores que no podrán invadir el carril situado en el margen derecho.

Tras pasar por Sánchez Bregua, en la plaza de Ourense habrá otro cambio, ya que las bicicletas tendrán que subir a la acera para salvar la parada de autobuses, aunque también aquí habrá marcas en el suelo para advertir a los peatones. A pesar de esta medida, se presenta como uno de los puntos más conflictivos de todo el trazado a causa de la habitual presencia de numerosas personas a la espera de los autobuses.

Una vez en Linares Rivas, el vial volverá a la calzada para disfrutar de un espacio reservado a las bicis, aunque al llegar al cruce con Marcial del Adalid tendrán que pasar por uno de los lugares más peligrosos. El semáforo existente allí será dotado de una luz especial para las bicicletas que les dará paso para que circulen por delante de los vehículos que estén detenidos en el cruce y así alcanzar la avenida Primo de Rivera, donde volverá a haber carril exclusivo. Una vez más, donde haya paradas de buses, el vial subirá a la acera para dejar libre el espacio donde se detienen esos vehículos.

La intersección de la avenida del Ejército con Ramón y Cajal marca otro hito en el trazado, ya que también allí las bicis tendrán que girar a la izquierda para dirigirse a ese margen de la calzada. El carril discurrirá en los dos sentidos de la circulación en paralelo a la acera situada al pie de la verja de la estación de San Diego, lo que implicará la supresión del aparcamiento en toda esa zona, ya que solo hay un carril para vehículos.

Al llegar al parque de San Diego, enlazará con el carril bici existente allí. Pese a que ha perdido sus marcas viales, el proyecto no menciona que vaya a ser señalizado de nuevo, aunque es imprescindible porque los peatones circulan por este vial a diario, en muchos casos al no saber que está reservado a las bicis. En Casablanca habrá que construir un pequeño tramo sobre el terreno por el que discurre el oleoducto de Repsol y, una vez en la avenida de A Pasaxe, el carril subirá a la acera hasta la antigua carretera de As Xubias, donde se compartirá la calzada con los otros vehículos.

Antes de descender al núcleo marinero, el vial subirá de nuevo hacia la avenida de A Pasaxe gracias a un enlace que se construirá bajo la pasarela que da acceso al Hospital Universitario. Desde allí y hasta el puente, el carril compartirá la acera con los peatones por el lado izquierdo de la avenida, aunque debidamente señalizado. En el sentido hacia el centro el trazado será el mismo hasta llegar a la plaza de Ourense, donde el carril pasará a la acera de La Rosaleda y luego regresará a la calzada ya en Los Cantones, aunque allí será exclusivo para bicis hasta llegar a la Marina.