Dice que lo que hace es cantar semillas, que crecen y hacen crecer a los demás con el tiempo. Y que esta vez, después de seis meses de trabajo, también germinarán. Robert Pier, el músico coruñés autor de trabajos como Podemos ser radiantes, mostrará hoy a las 12.00 horas el resultado de las clases de musicoterapia que lleva impartiendo a los integrantes de Adcor (Fundación de Adultos Discapacitados de A Coruña) y Aind (Asociación para la Integración del Niño Disminuido) desde hace medio año, en un concierto de fin de curso en el que ambos colectivos participarán cantando sus Mantras.

Se trata de composiciones sencillas, con un mensaje ecológico y positivo, que el propio Pier ha construido en base a las necesidades de cada uno de estos grupos con diversidad funcional. La actuación que ha ensayado con ellos, parte de su proyecto Músicas participativas e inclusivas desarrollado a través de la Asociación Tres por Cuatro, tendrá su desenlace en el Centro Cívico de Monte Alto, un paso más en la incorporación a la cultura de los grupos en riesgo de exclusión que pretende el programa del Concello y la Fundación Emalcsa Cultura Accesible e Inclusiva.

La propuesta de Pier son estrofas repetitivas y escuetas, con un trasfondo medioambiental. Los alumnos del artista, integrantes de centros de día con edades comprendidas entre los 18 y los 50 años, interpretarán junto al coruñés alrededor de 8 de estas piezas, que sonarán a lo largo de una hora acompañadas por la percusión. Además de su propia guitarra, el músico se ha decidido por las maracas y lo que menciona como huevos sonoros como los instrumentos principales del acto, que estarán en manos de los participantes con el objetivo de, como explica, "potenciar la concentración" y ayudar a "encajar cada sílaba en el golpe musical adecuado". Los compases de 4x4, los versos y los ritmos también estarán diseñados para ser "fáciles de accionar", así como para reportar un beneficio para sus intérpretes.

"Estudio mucho las dinámicas, el tiempo y las letras para conseguir mejoras cognitivas y en la psicomotricidad", dice el músico, que asegura que los resultados de su talleres han superado sus expectativas. "De repente vi que algunos de los usuarios que apenas estaban estimulados empezaban a seguir el ritmo y a elevar la vista. También me dijeron que otros, de espectro autista, que a lo mejor no cantaban en las clases, entonaban los mantras a la perfección cuando estaban en sus casas", cuenta.

Las mejoras experimentadas por los alumnos también fueron relativas a la dicción. Son progresos que el propio Pier ha vivido durante su juventud en carne propia, después de sobreponerse gracias a su guitarra a una serie de obstáculos vinculados a la comunicación y la movilidad. "Nací con una hemiplejía y tartamudeaba muchísimo, pero he mejorado mucho con la música", afirma el coruñés, que comenzó tocando a los 13 años como terapia, para descubrir al poco tiempo que era el camino en el que quería profesionalizarse. Sin embargo, esa pasión no le cerró la puerta a otros intereses. Junto a sus dos álbumes, Es lo que siento, soy lo que soy y Podemos ser radiantes, el artista ostenta el título de técnico sociosanitario, cuyas prácticas le llevaron a Adcor y a su participación en Coruña Accesible e Inclusiva, en la que también trabaja con colectivos de la Once. "Fue un desenlace natural", explica el músico, cuyas composiciones parten siempre de un mensaje positivo.

Lo será también la canción con la que cerrará la actuación de esta mañana. Diversos funcionales, un tema en el que Pier reivindica que "todos somos diversos funcionales", pondrá fin a su proyecto de este curso, que el artista tiene intención de continuar en el futuro poniendo quizá el foco sobre alguno de los muchos colectivos a los que "aún hay que dar visibilidad". En caso de hacerlo, dice, sus mantras tendrían que adaptarse. Pero eso para Pier no supone problema alguno. "Para mí esto no es un trabajo, es amar. Y creo que ese es el punto de la vida. Hay que dejar de trabajar y amar lo que haces", concluye.