La apertura ayer del plazo de información pública del proyecto de ampliación de la avenida de Alfonso Molina supone un importante paso adelante para esta iniciativa, de la que el Ministerio de Fomento calcula que tendrá un coste de 19 millones de euros, un 34,2% más de la estimación que se había previsto en los Presupuestos del Estado de este mismo año y más del doble de lo previsto en el primer proyecto.

En las cuentas estatales de 2017 el proyecto figura con un importe total de 12,5 millones, de los que 2,5 se invertirían en esta anualidad, mientras que en cada una de las tres próximas se reservarían 3 millones. Pero el aumento es todavía mayor si se compara con el presupuesto con el que el proyecto inicial salió a información pública en 2014, ya que era de tan solo 9,2 millones de euros, puesto que en aquel momento la actuación se limitaba al mero añadido de un carril más por cada sentido de la circulación, sin ningún tipo de intervención complementaria.

El incremento se debe a la actualización de los costes efectuados en un primer momento por Fomento, que admitió que habían quedado desfasados, así como a la incorporación de las propuestas de humanización efectuadas por el Concello, cuantificadas en 3,05 millones, y a las que se suman otras del propio trazado de la avenida como nuevos accesos al parque ofimático y una pasarela peatonal hacia la Universidad. El proyecto fija finalmente una velocidad máxima de 70 kilómetros por hora en los carriles centrales de la avenida y de 50 por hora en los laterales de servicio, como reclamaba el Concello.

Las obras tienen un plazo de ejecución de 24 meses, aunque se desconoce cuándo comenzarán, ya que antes habrá que responder a las alegaciones que se presenten y luego licitar el proyecto, trámites que pueden demorarse aún bastantes meses. Otro de los datos destacables del proyecto es el coste de las expropiaciones necesarias para acometerlo, que se cifra en 3,7 millones.

El Concello será el encargado de llevar a cabo este proceso para hacerse con 61.358 metros cuadrados, en el que Fomento pretendía en febrero que ambas instituciones la financien a partes iguales. El Gobierno municipal aseguró entonces que este asunto no fue abordado en las negociaciones mantenidas y el ministerio solo menciona ahora que la cuestión deberá materializarse en un convenio sin porcentajes.

En un principio, las obras de la avenida no deberían de haber salido de las arcas del Estado, sino que se firmó un preacuerdo con Autopistas del Atlántico a cambio de poder subir las tarifas de la AP-9 un 1,5% durante 20 años. Ese era el pacto inicial en 2012, ya que ahora la empresa está enfrentada con Fomento, al que exige el pago de 115 millones por que realizó en Rande y Santiago y las bonificaciones de los peajes de Pontevedra.

Este conflicto bloqueó que el protocolo de hace cinco años se materializase en un convenio y que el ministerio incluyese los fondos para Alfonso Molina en los Presupuestos del Estado al considerarlo un proyecto "estratégico" y sin descartar aún el convenio.

En la información facilitada ayer por Fomento se asegura que el nuevo proyecto de ampliación de Alfonso Molina incluye "todos los aspectos del acuerdo alcanzado" con el Concello para la mejora de la integración urbana y ambiental de la actuación, entre los que menciona las sendas peatonales y ciclistas, las nuevas zonas verdes, una pasarela peatonal sobre la carretera a Pocomaco para acceder al campus universitario, la reubicación de las paradas de autobús para aumenta la seguridad y fluidez del tráfico, así como la creación de viales que permitan acceder y salir del parque ofimático.

También detalla Fomento que a pesar de las modificaciones introducidas, el objetivo del proyecto inicial para la avenida -la mejora de la funcionalidad, capacidad y la seguridad vial- se mantendrá. Para lograr ese fin se han proyectado vías de servicio laterales para efectuar accesos y desvíos, lo que permitirá evitar que los vehículos que proceden de la AP-9 en sentido de entrada se crucen con los que se dirigen al ofimático y Matogrande, lo que ahora genera frecuentes retenciones y accidentes.

Otras de las intervenciones previstas será la modificación del cruce de Ponte da Pedra para incorporar una nueva conexión desde el centro de la ciudad con el vial que se dirige hacia el puerto a través del túnel de Eirís, así como otra más hacia Matogrande.

El alcalde, Xulio Ferreiro, exigió "máxima celeridad" para que las obras comiencen en cuanto termine la exposición pública. Para Ferreiro, la apertura de ese proceso es en principio una "noticia positiva", aunque advirtió que el Concello coruñés mirará "con lupa" el proyecto por si es necesario introducir alguna mejora más a través de alegaciones. También mencionó el alcalde como un logro municipal que la construcción de la pasarela peatonal de Pedralonga -presupuestada en 507.000 euros- se ejecute al margen de la ampliación de la avenida, lo que permitirá que se realice previamente.

La presidenta local del PP, Beatriz Mato, culpó ayer al Concello de haber demorado dos años este proyecto con sus peticiones para hacerlo más verde, sin mencionar que previamente estuvo bloqueado un año durante el Gobierno local de su partido tras anunciar que comenzarían las obras en 2014. Mato dio además por hecho que será el Estado el que finalmente financie las obras.