La Policía Nacional refuerza desde esta semana el dispositivo especial de prevención de robos en domicilios. La reciente comisión de asaltos a la fuerza en pisos en distintos puntos en coincidencia con el comienzo de las vacaciones ha motivado el funcionamiento de este operativo reforzado, que se traducirá, entre otros aspectos, en una mayor presencia policial en las calles con agentes uniformados y de paisano, según consta en la orden emitida desde la Jefatura Superior de Policía de Galicia.

Unidades motorizadas y efectivos habitualmente desplazados a actos masivos más visibles y una labor de vigilancia más exhaustiva en calles, instalaciones de medios de transporte o establecimientos de hospedaje completarán este dispositivo policial. De momento no han trascendido datos de asaltos a viviendas en la ciudad en lo que va de verano, pero la orden de refuerzo del servicio cita expresamente que el dispositivo se establece "dado los robos que se han cometido en las últimas fechas aprovechando el período vacacional". A este hecho se añade la presencia de organizados grupos de asaltantes extranjeros en Galicia que han actuado en los últimos meses y que ha encendido las alarmas en el 091.

La orden de la Policía Nacional que detalla la composición del dispositivo preventivo indica que sus integrantes prestarán principalmente el servicio en horarios de tarde tanto en días laborables como en fines de semana en toda la ciudad, aunque indica la necesidad de prestar especial atención a algunas zonas de la ciudad. El 091 apunta, apoyado en datos recientes, que tanto varones "de aspecto sudamericano" como "autores de la ciudad" podrían ser los responsables de los robos, en los que es común la práctica de métodos de asalto como el escalo, el resbalón, el bumping o la palanqueta para forzar las cerraduras y acceder a las viviendas. Cualquier nuevo dato relacionado con estos delitos será actualizado por los grupos de investigación y los mandos policiales.

Frente a posibles incrementos delictivos en verano, cuando muchas familias salen de sus pisos de la ciudad para ir de vacaciones, el 091 concentrará este año en tareas de prevención a efectivos de las brigadas provinciales de Seguridad Ciudadana y de Policía Judicial. Una unidad con agentes de paisano en coche camuflado recorrerá las calles del distrito Norte de lunes a domingo y otra hará kilometraje de vigilancia por el distrito Sur, las dos zonas en las que el 091 divide su trabajo en la ciudad.

"Se notará la presencia policial en la calle y eso va a reducir mucho el número de delitos de este tipo, que en verano suelen crecer", augura la portavoz del Sindicato Unificado de Policía (SUP), Sandra Castro, que apunta que este dispositivo de refuerzo da continuidad a los desplegados en los últimos dos años.

La Brigada Provincial de Seguridad Ciudadana se encargará de aportar coches rotulados con agentes uniformados (conocidos como zetas) y patrullas de incógnito con policías de paisano (los kas); habrá también, cuando estén disponibles, unidades motorizadas y un despliegue de efectivos que generalmente cubren el fútbol en Riazor e importantes competiciones deportivas o actos con numeroso público.

Otro apartado reforzado será el que corre a cargo de las brigadas móvil y de hospedería, cuyos integrantes manejan datos e informaciones relacionadas con personas con antecedentes policiales y controlan estaciones o alojamientos, donde pueden realizar acciones específicas de vigilancia y entrevistas a sospechosos.

Con la organización del dispositivo preventivo de robos de este verano la Policía Nacional combate una actividad delictiva que hace tres años provocó una oleada de denuncias en la ciudad. Más de 180 vecinos habían dado el parte del asalto o intento de asalto en sus viviendas entre julio y agosto, 20 más que los que los habían denunciado en los seis primeros meses de 2014. El aumento de robos con respecto al año anterior era ya en junio superior al 45%.

Los cacos, fundamentalmente organizados en bandas procedentes de países de Europa del Este, habían actuado aquel año en casi todos los barrios, con el Ensanche y Os Mallos como sus predilectos. Vigilaban sus objetivos tras alojarse en la ciudad con antelación y accedían a los pisos forzando las cerraduras, en ocasiones con sus propietarios dentro.

El temor ciudadano fue en aumento y las entidades vecinales, los sindicatos policiales y los grupos municipales de la oposición exigían al Ejecutivo del PP que convocase con urgencia una Junta Local de Seguridad para tratar de atajar el problema, que no se celebró hasta finales de septiembre. Para entonces, refuerzos policiales y la colaboración ciudadana habían ayudado a detener al menos a una docena de personas.