- Preside un gobierno en coalición y minoría y una Corporación excepcionalmente plural. Todo hacía prever un mandato movido, pero los plenos suelen ser una balsa de aceite. ¿Qué tiene la Diputación para suscitar siempre consensos?

-La gente viene peleada de casa, aquí no viene nadie a pelearse. Es una institución en la que hace décadas se sembró el espíritu práctico y constructivo, gobernase quien gobernase. Esa tradición de sensatez y consenso da frutos cuando hay corporaciones más variopintas y plurales como es el caso.

- ¿Fue un desembarco fácil?

-La verdad es que entramos todos con miedo. Primero, porque pasas a gobernar una institución con una importancia muy superior a la que venías gobernando. Segundo, porque gobiernas con un partido que no es el tuyo. Tercero, porque no tienes la mayoría absoluta. Y cuarto, porque hay nuevos partidos con una concepción de la política y de la institución distinta, sin tradición de haber pasado por aquí. Pero lo que te encuentras al final es un grado de responsabilidad enorme, del cien por cien.

- Sus socios defendieron en la investidura la supresión de las diputaciones y el PSOE abogó por 'prestigiarlas'. ¿Esa discrepancia no provocó tensiones?

-No, ninguna. Coincidimos en que lo que hay que preservar son las funciones de la Diputación. Yo no me empeño en que exista la Diputación provincial de A Coruña, lo que sí que mantengo es que hay que asistir a los ayuntamientos pequeños y medianos, que estén lo mejor atendidos posible. Eso es lo que hay que preservar. El acuerdo que tenemos las seis fuerzas políticas es que las funciones hay que preservarlas, unos mantienen que dentro del nombre de la Diputación y a otros nos da igual.

-¿Presidir una Diputación le ha hecho cambiar el concepto que tenía de la institución?

-De la importancia de sus funciones no, pero me sorprendió la cantidad de servicios que presta que yo desconocía. Hacemos prácticamente todo a los concellos pequeños y medianos. Si hiciésemos una encuesta entre los alcaldes para que escogiesen entre las funciones de Xunta y Diputación estoy convencido de quien ganaría.

- ¿Y si esa encuesta se trasladase a la ciudadanía?

-Pues seguramente no, porque desconocen esas funciones. Creo que el hecho de que no nos elijan directamente los ciudadanos y las ciudadanas nos aleja de ellos.

- ¿Considera importante la designación directa?

-Importantísimo.

- El apoyo de Marea le ha permitido aprobar apuestas como el Plan Único. La sintonía en la Diputación contrasta con los desencuentros de Marea y PSOE en María Pita. ¿Qué le recomendaría a sus compañeros de partido?

-Cada institución tiene su vida propia, sus dinámicas. Hacer un análisis desde aquí con el filtro de la Diputación no es válido. Lo que sí que es válido es el principio de que trabajamos para la gente, que la capacidad de dialogar jamás se debe perder y que nunca hay que perder la perspectiva de que lo que propongamos debe ser útil para la ciudadanía. De nada vale estar poniendo zancadillas a quien gobierna si con eso se perjudica a la ciudad. Podemos hacer oposición contundente pero siempre constructiva.

- ¿Y cree que el PSOE de A Coruña ha puesto zancadillas por motivos partidistas?

-Desconozco si esos han sido los motivos, pero hemos asistido a situaciones que la gente no ha entendido y eso genera desafección. Es un riesgo que promovemos todas las partes cuando no somos capaces de llegar a acuerdos. No siempre tienen que estar uno de acuerdo en todo o ceder uno en favor del otro, pero ser capaces de no dar una imagen destructiva de la gestión municipal es prioritario, estés en la oposición o en el gobierno, es prioritario.

- Dice que no es válido juzgar desde la óptica de otra institución, pero a usted le han criticado compañeros del grupo municipal del PSOE. Mar Barcón censuró que presentase a Xulio Ferreiro en un foro. ¿Entiende la crítica?

-No, no las comparto para nada. Es más, hubo mucha gente en la calle que agradeció el gesto, y no solo en A Coruña, porque manifestaba lo que es la nueva política. La nueva política no es llevar coleta o la camisa por fuera cuando vas a ver el rey o regalar Juego de Tronos a la reina de Inglaterra. La nueva política es ser capaces de dialogar, ser capaces de entendernos y de avanzar, de mirar para el futuro. Lo que esa foto supuso fue una apuesta por la modernidad, por el futuro, por el consenso, el diálogo y por el respeto institucional. Quien entienda otra cosas seguramente pueda entender también otras cosas que ocurren electoralmente en las ciudades.

- Alcalde de As Pontes y presidente de la Diputación. ¿Cuesta compaginar los dos cargos?

-Cuesta un poco, sí, pero para ser presidente tienes que ser concejal o alcalde. Eso no quiere decir que no sea complicado de compaginar, sobre todo en lo personal, no tienes muchas tardes libres para la familia. De todas maneras, creo que la experiencia para la Diputación es muy buena. Se nota el sello municipal, que estamos en los ayuntamientos. Esa cercanía hace que las normas sean fácilmente aplicables en los ayuntamientos. Hemos mejorado la gestión, limado algunos programas desde la óptica municipal, desde dentro. Cambios como el Plan Único ya no tienen vuelta atrás.

- El Plan Único da más autonomía a los concellos para decidir el destino de los fondos. ¿Han demostrado esa 'mayoría de edad' a la que apelan?

-Sí, creo que sí, aunque todavía no tenemos testado el detalle. Tenemos que valorar cuestiones que consideramos irrenunciables, como que no bajen la intensidad en las ayudas a cultura o servicios sociales. Estamos convencidos de que no, pero hay que esperar a la justificación de los fondos. Lo que percibimos es que la posibilidad que damos a los ayuntamientos de decidir el destino hace que casi un 40% de los fondos del plan vayan para gasto corriente. Y gasto corriente es pagar las nóminas de escuelas infantiles o de conserjes, son mejoras en abastecimiento de agua o el alumbrado público... Yo creo que los ayuntamientos deben marcar sus prioridades. A lo mejor le das dinero para una piscina y lo que necesitan es dinero para pagar las nóminas. Creo que el Plan Único no tiene vuelta atrás, nadie va a atreverse a cambiar un programa muy bien percibido por la sociedad y por las instituciones municipales.

- Pero el PP fue muy crítico con los cambios. ¿Cree que mantendrá el plan?

-Estoy convencido de que sí. El argumento que dio de que la Diputación perdía protagonismo ni ellos mismos lo sostienen. Cuando hablas con alcaldes y alcaldesas del PP te dicen que el protagonismo lo deben tener los ayuntamientos, no la Diputación.

- Hay concellos pequeños que solo dedicaban a programas de igualdad las ayudas finalistas de la Diputación. ¿No le preocupa que ahora desaparezcan?

-Estoy convencido de que se van a mantener. La ciudadanía tampoco está dispuesta a renunciar a temas tan esenciales como un programa de igualdad, no es fácil cambiarlo por una acera. Estoy seguro de que ayuntamientos tienen la misma visión que nosotros, pero si resultados no son los que esperamos, tomaremos medidas.

- Las ayudas nominativas siguen recalando en todos los plenos. Prometieron reducirlas al mínimo. ¿Es tan complicado suprimirlas?

-Es muy complicado eliminarlas. Son un instrumento excepcional, pero hay entidades que no entran en los programas y que tienen un proyecto bueno, que beneficia a la sociedad y no puedes dejarlo fuera. O que se crean después de que finalizase el plazo de presentar solicitudes, no puedes dejarla fuera.

- Habla de entidades, pero también se dan ayudas nominativas a concellos...

-La respuesta que damos siempre es esa: mete la cantidad que te corresponda en el plan; pero siempre hay alguna excepcionalidad o urgencia, como una tubería que rompe en la playa.

- Otro objetivo del mandato es la transferencia de competencias, ¿parece que cuesta un poco, no?

-Está equivocada, cuesta mucho [Risas]. Y eso que nuestra óptica es distinta. Estoy convencido de que otras diputaciones que negocian con la Xunta las transferencias de centros lo hacen para capitalizar más la Diputación. Nosotros renunciamos a eso. Seguiríamos pagando esos servicios, pero lo que queremos es que un usuario de un instituto como, por ejemplo, el Puga Ramón, esté atendido por la gente que sabe de eso. Cualquier estructura educativa organizada tiene una superior, que es la que establece la planificación, las condiciones, las labores de inspección y orientación. Nosotros no tenemos estructura educativa. Yo creo que tienen los mismos derechos los alumnos de un instituto de A Coruña, ya sea competencia de la Xunta o de la Diputación, porque a veces es simplemente tirar un muro como dice el conselleiro. Y no pedimos a la Xunta que ponga ni un euro por la transferencias, solo sentido común.

- Tampoco se ha avanzado mucho en cesiones a concellos salvo casos como el del Teatro Colón. ¿Hay reticencias por parte de los concellos aunque sea con fondos provinciales?

-No, con fondos provinciales no hay ningún problema.

- ¿Y sin ellos?

-Prácticamente imposible, salvo algunos ayuntamientos valientes que han pedido la cesión de infraestructuras viales porque ven que el hecho de que la Diputación ostente la titularidad de una carretera del casco urbano lo que hace es perjudicar la vida diaria de los vecinos.

- Otro de los retos claves que se marcan es la gestión directa de los parques de bomberos. ¿Confía en lograrlo antes de que finalice el mandato?

-Hemos demostrado nuestra voluntad en los pasos ya dados, pero no va a depender solo de nosotros. Otras administraciones tienen que dar el visto bueno de la operación, como la Xunta o el Ministerio de Hacienda. Tenemos informes que demuestran que es viable económica y jurídicamente. Ahora hay que crear una comisión para evaluar la eficiencia de la propuesta y es en ese punto en el que estamos. Vamos paso a paso, pero la convicción del gobierno provincial en ese sentido es total. Lo era cuando entramos y lo es ahora tras saber que es viable desde todo punto de vista.

- El anterior gobierno provincial aseguraba haber atendido varias consultas de concellos interesados en fusionarse. ¿En lo que va de mandato han recibido alguna propuesta de fusión?

-No.