El bofetón "muy fuerte" que le propinó una madre a su hijo de 11 años tras negarse a poner el desayuno y tirar su teléfono de alta gama, así como el arañazo que le causó en el cuello casi un año después, cuando trataba de agarrarlo para impedir que se fuese del piso familiar de la calle Barcelona, están dentro de lo que el juez de Penal 2 considera "correcciones físicas moderadas" que están "justificadas". El primer incidente sucedió el día de Nochebuena por la mañana; y, el segundo, en noviembre de 2016 a última hora de la tarde. El magistrado José Antonio Vázquez Taín decretó la absolución de la mujer, para la que la Fiscalía demandaba una condena de 70 días de trabajos en beneficio de la comunidad, la prohibición de comunicarse con su hijo y aproximarse a él durante un año, y a la privación del derecho a la tenencia y porte de armas durante tres años.

"Los hechos han sido puntuales y con provocación por parte del menor", subraya el juez en el apartado de la sentencia reservado a hechos probados. En los fundamentos jurídicos, el titular de Penal 2 indica que la "ausencia de regulación" respecto de "cómo debe ejercerse el deber de represión en incidentes puntuales" obliga a analizar "las circunstancias concretas del caso en función de las normas genéricas". El magistrado destaca en la sentencia que "sorprende la calculada frialdad del menor", a quien acusa de tratar de "dirigir la declaración y controlar todo el testimonio" durante el juicio.

"No existe la más mínima naturalidad en sus declaraciones. Da pena comprobar su total falta de empatía", sostiene, al tiempo que señala que, no obstante, "no se deshecha" su testimonio porque está corroborado por partes médicos y por la declaración de su madre, que reconoce los hechos, "salvo en aspectos muy puntuales". El menor admitió que la acusada le ordenó poner el desayuno y se negó porque escuchaba música "en su teléfono de alta gama". El magistrado considera acreditado que el niño tiró el terminal. "Puede que simplemente lo lanzase al suelo, ni siquiera contra su madre", concluye, al tiempo que apunta que la "actuación" del menor es "totalmente equivocada".

El titular de Penal 2 advierte en la sentencia que "por suerte" la familia del niño es "acomodada" y puede "permitirse el tirar el dinero" de un teléfono de alta gama, cuyo precio "es igual a los ingresos mensuales con los que se ven obligados a vivir más del 50% de la población española, en algunas ocasiones, familias enteras". El comportamiento del menor, según el fallo, no solo muestra "desprecio" a la autoridad materna, sino "hacia el esfuerzo y trabajo que supone ganar un salario con el que adquirir bienes".

"Estamos ante una actitud de síndrome de emperador, que únicamente busca humillar y despreciar a su madre", concluye el juez, quien advierte que, de no mediar "una inmediata corrección", el menor trasladará "dicho comportamiento a terceros y comenzará a comportarse igual con compañeros, vecinos, etcétera".

Vázquez Taín descarta que la imputada abofetease a su hijo para causarle una lesión. "Su intención era clara y trataba de poner fin a la actitud violenta del menor, que es el que primero acude a un acto físico de fuerza, y a su comportamiento totalmente despectivo hacia ella". En cuanto al segundo incidente, el juez considera que fue "totalmente fortuito", pues la acusada trata de agarrar a su hijo y lo araña. "No trata de agredirlo, simplemente de sujetarlo físicamente, dado que su hijo ha decidido que con 11 años abandona la casa. El comportamiento del menor es aberrante", recalca, al tiempo que insiste en que está "justificado" que mujer intentase evitar que saliese del piso.