El "recambio" alentador que para el presidente del Puerto, Enrique Losada, supone el desembarco en punta Langosteira del operador Deep Water Oil Transhipment Hub en lugar de la petrolera mexicana Pemex se apoya de momento en una trayectoria de apenas recorrido de la compañía española, creada hace seis meses, y parece asentar su confianza en el bagaje gestor y las relaciones empresariales de su creador y administrador mancomunado, el exdirector de la Autoridad Portuaria de Melilla, José Luis Almazán Palomino.

"No hay mal que por bien no venga". Así valoró Losada de manera conjunta la renuncia de Pemex, una de las petroleras más importantes del mundo, a instalarse en el puerto exterior cinco años después de haberlo anunciado, y la inversión prevista por Deep Water, que en aguas coruñesas emprenderá su primera operación de importancia, aunque no se materializará por lo menos hasta 2019. El presidente portuario juzgó este cambio de inversores en la emisora Onda Cero y rechazó sucesivas solicitudes de entrevista de este periódico desde el pasado sábado.

El gigante mexicano pretendía en 2012 invertir 58 millones de euros en la construcción de una base logística para su actividad en toda Europa en 30.000 metros cuadrados con cuatro grandes tanques de almacenamiento. La empresa española prevé gastar 30 millones en mayor superficie que Pemex, 45.000 metros cuadrados, donde levantará una terminal para dedicarse al almacenamiento y la distribución de productos petrolíferos.

Poco o nada más se sabe del proyecto de la empresa que lidera Almazán, salvo que ha depositado un aval en la Autoridad Portuaria como garantía de la operación que pretende llevar a cabo, y que el propio Losada calcula que estará en marcha en un plazo de "dos años y medio". Deep Water, constituida en febrero de 2017 como firma autónoma con un capital de 30.000 euros, carece de ventas y empleados, según datos mercantiles oficiales. Su objeto social, de acuerdo con el Registro Mercantil, es la "intermediación y servicios relacionados con el petróleo y sus derivados tanto físicos como financieros", entre los que se incluyen "la construcción, gestión, explotación, administración, mantenimiento, conservación, rehabilitación y acondicionamiento de todo tipo de concesiones públicas o privadas".

El desembarco de Deep Water en A Coruña supondrá el primer proyecto empresarial de calado de José Luis Almazán, que tras nueve años al frente de la Autoridad Portuaria de Melilla, entre 2004 y 2012, dimitió de la entidad. Tras dejar el organismo público se vinculó a la compañía Grupo Marítimo TCB, un operador portuario con presencia internacional que el año pasado fue adquirido por la compañía holandesa APM Terminals por 911 millones de euros.

Desde 2014, Almazán, de familia de tradición portuaria, es vicepresidente ejecutivo de la Plataforma de Inversores en Puertos Españoles (PIPE), un colectivo cuyas empresas comparten como negocio la explotación de concesiones portuarias en operaciones de estiba y desestiba en más de 33 puertos del país. Esta plataforma ocupa la misma dirección en Madrid que otras dos firmas de las que Almazán es administrador único: Ocean Infraestructures Management SL, creada en marzo de 2003 y dedicada a "servicios técnicos de ingeniería y otras actividades relacionadas con el asesoramiento técnico", y Ocean Water SL, de octubre de 2016 y centrada en la "construcción de otros proyectos de ingeniería civil". También es consejero de Eurogate Group Terminals, especializada en equipos industriales.

El socio de Almazán en Deep Water Oil Transhipment Hub es Antonio Silvino González Martínez-Laredo, empresario con cargos directivos en varias compañías del sector petrolífero. Con la prevista instalación de esta empresa en punta Langosteira, serán ocho los operadores del puerto exterior, que acumulan un total de doce concesiones: tres tiene Galigrain, dos Terminales Marítimos de Galicia y Pérez Torres y una Hormigones Carral, R, Alcoa y Repsol, que en 2018 completará el traslado del 60% de su actividad.