Un año y seis meses de cárcel. Esa es la pena que le impuso el titular del Juzgado de lo Penal número 2 de A Coruña a un hombre de 49 años que amenazó durante la madrugada del 13 de septiembre de 2014 al cliente de un bar del Agra do Orzán. El procesado reconoció ante el juez que le reprochó a la víctima que le hubiese dicho a uno de sus amigos que lo iba a matar. Tras ese comentario, se fue apresuradamente del establecimiento, pero regresó minutos más tarde armado con un cuchillo de cocina de 33 centímetros de largo y 20 de hoja. El sentenciado hizo ademán de clavárselo al denunciante, al tiempo que le gritaba: "¡Te voy a matar, estás muerto!".

"Tenía intención, cuanto menos, de atemorizarlo", subraya el juez en el fallo, en el que relata que el afectado se protegió detrás de un taburete. El procesado fue arrestado en las inmediaciones del local, situado en la calle Alcalde Lens. "Cuanto te vea fuera esto será de otra forma, te voy a matar, y si hace falta te mando a mi familia, payaso", le espetó a uno de los agentes en las dependencias del 091. Además, en el cuartel se vanagloriaba de que había pasado veinte años en prisión por dos homicidios y que no le importaba pasar "otros tantos más".

El juez indica en la sentencia que el imputado llegó a abalanzarse sobre un funcionario, quien logró esquivarlo. Cuando los policías trataban de inmovilizarlo forcejeó con ellos y le causó lesiones a uno, al que tendrá que indemnizar con 500 euros. Cuando fue trasladado a un centro hospitalario, el acusado advirtió en presencia de dos agentes: "Yo no voy a denunciar a nadie, yo lo voy a matar, que ya lo hice antes y no me importa, ya pasé varios años en la cárcel y me da igual volver".

Durante la inspección del establecimiento en el que sucedieron los hechos y los alrededores, los policías se incautaron del cuchillo que utilizó el procesado para amenazar a la víctima entre las sillas de un establecimiento ubicado en la calle Andrés Gaos. El sospechoso se declaró culpable ante el magistrado y aceptó la condena que pactaron la Fiscalía y su defensa, por lo que el juicio no se celebró. El acusado se declaró culpable de un delito de lesiones y de otro de amenazas, por lo que fue condenado a un año y medio de cárcel. La sentencia es firme porque fue dictada bajo la conformidad de todas las partes implicadas en el caso.