La plantilla de Correos en la provincia coruñesa descendió un 9,8% desde el año 2011, según los datos proporcionados por el Gobierno central al Congreso de los Diputados, ya que de los 1.565 empleados existentes ese año se pasó a los 1.411 contabilizados el pasado mes de abril. Pero si se tienen en cuenta solo los trabajadores fijos, la caída fue del 17,5%, ya que frente a los 1.274 de 2011, en la actualidad hay 1.050. Y ni siquiera el aumento del 19,3% de los eventuales, que subieron de 291 a 361 en siete años, compensa el descenso global de la plantilla, que se ve obligada a afrontar el trabajo con un menor número de efectivos, según los sindicatos.

Los cambios efectuados en las oficinas y la plantilla de Correos en A Coruña, que han motivado protestas de los trabajadores han sido justificados en los últimos meses por la dirección provincial con los datos de "un minucioso estudio", según el cual los envíos postales tradicionales han sufrido un descenso del 40% que obliga a efectuar una reestructuración del servicio.

Para Isabel Trillo, del Sindicato Libre de Correos, la falta de personal tiene especial incidencia en el verano debido a las vacaciones de la plantilla. En su opinión "no se está dando la calidad que se debe dar", ya que el Gobierno fija a Correos un periodo máximo de entrega de tres días para el servicio universal. La empresa estatal asegura que ese plazo se cumple en un 98%, pero Trillo considera que el personal "sufre estrés para cumplirlo", a lo que también contribuye "el cambio continuo de las zonas de reparto".

José Antonio Pensado, de Comisiones Obreras, coincide en que esta es la época del año más complicada en Correos, ya que "las secciones de reparto están recargadas porque las ausencias por vacaciones o días de permiso no se cubren en su totalidad". Según explica, unidades del servicio planificadas para asumir en verano el reparto de dos a tres por la falta de personal, en realidad llegan a hacerse cargo de cuatro o cinco.

"No queremos solo las 2.450 plazas de la convocatoria de este año, sino que haya tasa de reposición de este año, ya que no llegamos a cubrir las vacantes", reclama Manuel Santiago, responsable de UGT en Correos de Galicia, quien cifra en 15.000 los puestos de trabajo perdidos por la empresa en España en los últimos siete años.

La plantilla actual es de 50.000, a los que la empresa añade 7.100 más que "son contratados en el turno de cuatro horas para el reparto de notificaciones administrativas", según Santiago, aunque ese turno es de cinco días a la semana en A Coruña, Ferrol, Santiago, Pontevedra, Lugo y Vigo, mientras que en el resto de localidades es solo los martes y jueves. A pesar de que esos trabajadores desarrollan su actividad ocho horas a la semana, no figuran en el paro, lo que lleva a este dirigente sindical a proclamar: "Si eso no es precarización, que venga Dios y lo vea".

La caída de los envíos de cartas se ha visto compensada en los últimos años por el crecimiento de la paquetería generada por las compras por internet, que ha llevado a Correos a firmar un acuerdo con Amazon. Para Isabel Trillo, el impacto de este tipo de correo "hubo un momento en que se notó mucho, pero el mercado es voluble", mientras que Manuel Santiago opina que en las unidades de servicios especiales para las entregas urgentes de las empresas de este tipo "se notan las presiones porque exigen el cumplimiento de unos plazos". Estas exigencias y la escasez de personal derivan en que frente al "ambiente más distendido" que en su opinión existía en la empresa en el pasado, "ahora se nota la tensión".

José Antonio Pensado considera que la paquetería "está saturando las oficinas", aunque considera positivo el aumento de este correo "porque quiere decir que la empresa funciona", pero advierte que "hay que dar los medios y el personal adecuados para hacer ese trabajo". Este portavoz de Comisiones Obreras recuerda que si no se cumplen los plazos de entrega, las empresas aplican penalizaciones con las que, al contratarse el servicio con los precios muy rebajados, "el negocio no sale bien".

Otro de los problemas que afectan al servicio es el reparto en la zona rural, especialmente grave en Galicia. Isabel Trillo destaca que mientras que en las ciudades Correos tiene competencia, en el campo solo actúa la empresa pública, de la que explica que no puede "llegar a todas las casas cuando debería".

UGT estima que se están potenciando otros servicios en detrimento de este, ya que a los carteros rurales "se les piden recargos de servicios en zonas urbanas además de su reparto habitual". Aunque los carteros tienen fijado un recorrido máximo diario en coche de 200 kilómetros, a este deben sumar el que hagan en la ciudad, situación que deriva en que el servicio en el medio rural "se cubra cada tres o cuatro días", según Manuel Santiago.

También José Antonio Pensado incide en ese problema, ya que los trabajadores tienen ahora una zona de reparto más amplia, lo que a su juicio aumenta la peligrosidad para cumplir los objetivos. Para Comisiones Obreras, es necesario garantizar el servicio postal universal "porque todo el mundo tiene derecho a la correspondencia y ahora mismo no se está cumpliendo".

El Centro de Tratamiento Automatizado de Lavacolla, al que llega el correo procedente de fuera de la comunidad es un exponente de los efectos de la pérdida de plantilla y su envejecimiento, según Santiago, ya que allí existen "contratos con jornadas parciales en las que el turno de noche empieza a las 01.30 y sale a las 05.30 horas", lo que califica de "precarización bestial".