Las mediciones de gas radón en el Palacio de la Ópera revelan que hay dos camerinos -de 22 dependencias- que superan los 300 becquerelios por metro cúbico, que se establecen como valor de referencia para los centros de trabajo. Los camerinos 11 y 7, ambos en la planta -1 del edificio, arrojaron unos resultados de 592 y 422 becquerelios cada uno. En el almacén, según refleja el informe, también hay una alta concentración de este gas, 361 becquerelios por metro cúbico, aunque esta medición, según este estudio realizado por la Universidade de Santiago y por el Laboratorio de Radón de Galicia, a petición del Gobierno local, "no es valorable", ya que el uso de este espacio no es continuo. El Gobierno local, consultado por este diario, guardó silencio.

Desde el comité de empresa de la Sinfónica solicitan a la gerencia de la entidad que algún técnico del departamento redactor del estudio acuda al edificio para explicarles a los trabajadores si existe o no riesgo para su salud y si estas concentraciones de gas se pueden aliviar con la ejecución de obras en el inmueble. "Hay preocupación porque es nuestro centro de trabajo, pero todavía no tenemos mucha información sobre qué significan esas cifras. Los camerinos individuales, como son el 7 y el 11, no se utilizan de forma continuada, aunque hay músicos que los ocupan para estudiar", explica Álex Salgueiro, del comité de empresa de la Sinfónica. El informe indica que las mediciones del almacén no son "valorables", aunque Salgueiro defiende que muchos de los músicos de la orquesta se cambian en estas dependencias en lugar de en los vestuarios, ya que se les quedan pequeños y les resulta incómodo compartirlos con "unos cuarenta" compañeros. Y es que, es en el almacén donde los trabajadores tienen sus taquillas, de modo que ya aprovechan el lugar para cambiarse la ropa. Cerca del almacén está también, según relata Salgueiro, la sala en la que los percusionistas guardan sus instrumentos, un local que los músicos utilizan también para ensayar y estudiar.

Desde el comité de empresa expresan también su preocupación por la exposición puntual a la que se someten los músicos de la Orquesta Joven, ya que pueden utilizar los camerinos individuales para repasar, si así lo necesitan.

Los representantes de la plantilla defienden que conviene "aclarar" aspectos de este estudio y también demandan conocer si las obras que se están realizando actualmente en el Palacio de la Ópera -al menos, el cambio de todas las butacas de la sala principal- pueden mejorar en algo los niveles de radón.

La Universidade da Coruña desalojó el año pasado una parte de la Facultad de Informática por la alta concentración de este gas y también movió de su puesto a un trabajador de Sociología porque los niveles registrados en su local eran demasiado altos.