Expocoruña nació tarde y ya sin muy buena salud. Diferencias sobre la ubicación del edificio, problemas con la canalización del río Mesoiro, retrasos en la construcción, sobrecostes... El complejo de Someso, pensado para favorecer y nutrirse del desarrollo económico de la ciudad, vio la luz al tiempo que estallaba la crisis económica. Así, a los problemas que padecieron y padecen todos los recintos feriales de España, Expocoruña añadió su falta de consolidación como el espacio que quería ser. Sin cumplir nunca los objetivos marcados ni para cubrir los costes de la construcción de las instalaciones, fue renqueando económicamente. Finalmente, a partir de 2012, optó por una gestión muy conservadora, eliminando la promoción de actos propios.

El recinto ferial se halla actualmente en una encrucijada. Primero, tiene que resolver su inestabilidad institucional y saber si la Cámara de Comercio y la Confederación de Empresarios, dos de los valedores de su construcción, seguirán en el barco o dejarán el patronato sin representación privada. Segundo, han de poner en marcha un plan de viabilidad que han elaborado este año, un "cambio de rumbo" abierto a crecer, pero con pies de plomo y tras un análisis "riguroso y prudente".

En sus presupuestos presentados a principio de año, Expocoruña preveía cerrar el ejercicio de 2017 con 840.000 euros de pérdidas por la deuda contraída en su construcción, cien mil más que en 2016. Los ingresos generados [unos 350.000, según las estimaciones presupuestarias] no cubren la amortización de los créditos, ni siquiera el gasto corriente, ya que los sueldos de sus únicos tres trabajadores superan los 145.000 euros y el resto de gastos de este tipo son otros 250.000.

A finales de 2016, el concejal de Emprego, Alberto Lema, demandó a la gerencia, como miembro del patronato, un plan de viabilidad ante las pérdidas constantes. Aunque la Xunta, que también forma parte de la entidad y el consejo, defendió que ya existía ese plan, finalmente se elaboró un documento que constata la intención de un "cambio en la estrategia" planteada en 2012, cuando el PP asumió las riendas en María Pita. Prevén volver a organizar eventos propios para elevar los ingresos. Eso sí, "con poco riesgo y un margen positivo", que permita aumentar el volumen de negocio pero que no coloque al recinto en "una situación comprometida".

En el análisis de viabilidad del plan, al que ha tenido acceso este periódico, los responsables constatan que el resultado bruto de explotación de sus ejercicios contables ha sido negativo, "situación que generó una considerable disminución de los fondos propios" y provocó "una situación de capitalización comprometida".

Ambicioso y problemático

Y es que los responsables del centro, no solo deben preocuparse del resultado del ejercicio, sino de amortizar la deuda acumulada por la construcción de las instalaciones, diseñadas por Luis Collarte (el arquitecto de la Marina), concebidas de manera ambiciosa y con mochila de demoras y sobrecostes: de los 22,2 millones en los que se presupuestó se pasó a 37,2, tras un acuerdo con la constructora, Teconsa, que pedía 42 y mantuvo 10 meses la obra parada. Los 26.000 metros cuadrados de Expocoruña, que se comenzó a construir en 2003, se inauguraron en 2008, con dos años de retraso. La Xunta presentaba el recinto con una programación de seis ferias inaugurales y otra tantas en preparación. Preveía autofinanciarse en tres años.

El análisis de viabilidad que han elaborado los responsables de Expocoruña dividen la historia de la entidad en dos etapas, de 2008 a 2012 y de 2012 hasta la actualidad. En la primera etapa, las administraciones aún se permitían alegrías inversoras y la recesión solo se asomaba al sector. Además de ferias, se organizaban eventos propios, algunos ligados a la innovación y el arte contemporáneo, y conciertos, como el satélite del festival Sónar de Barcelona. Los resultados económicos no acompañaron. Tras las elecciones locales, llegó el cambio.

La gerente, Ana Montes, era sustituida y se mostraba sorprendida por la decisión. Reconocía los problemas económicos, aunque no los atribuía a una mala gestión, sino a la crisis. "Llevo siete años trabajando en Expocoruña y no ha cambiado nada, salvo que hay una crisis económica muy potente que nos afecta a todos. En 2005, cuando se planificó el recinto, nadie pronosticaba esta situación", comentaba Montes, que describía que eran tres personas, "entre ellas, un empleado de mantenimiento". "Cualquier proyecto necesita años para consolidarse. Que me digan qué empresa es rentable en un año, porque la montamos todos", reflexionaba.

En ese 2012, el Gobierno del PP ficha a Santiago García-Poveda, cargo que aún ocupa en la actualidad, con un perfil más técnico y de gestión que su antecesora, especializada en la organización de eventos. La ex edil de Empleo, Luisa Cid, aseguraba que el ingeniero, que había trabajado para Ferrovial Agroman, Huarte o Hispano Alemana de Construcciones, tenía "un claro perfil gerencial" para "sacar todo el partido a la infraestructura".

La tijera de 2012

Su llegada marcó un cambio de rumbo con un objetivo, no perder dinero con la actividad, reduciendo las inversiones y con un programa marcado por exclusivos criterios de rentabilidad. Se consiguió echar freno a las pérdidas e incluso algún año logró resultados positivos, eso sí, sin restar la elevada deuda que tiene que amortizar anualmente. En 2015, por ejemplo, los ingresos sin pagar el crédito fueron de 5.039 euros, pero el resultado final acabó en unos números rojos de 838.573 euros. En 2013 se batió un récord, con un resultado superior de 117.718 euros, también sin tener en cuenta la amortización. Pero fue un año atípico, protagonizado por el juicio del Prestige, que se prolongó durante nueve meses, desde octubre de 2012, en el edificio de Someso.

En la cruz, la actividad de Expocoruña quedó relegada al mínimo y, con ello, se difuminó su visibilidad tanto en la sociedad coruñesa como en el sector. Los ingresos provienen casi en exclusiva de la gestión y alquiler de espacios. Además de la decisión de meter tijera y de la "escasa capacidad de inversión", los reducidos medios materiales y humanos dificultan cualquier acción de crecimiento, desde mantener una actividad dinámica en redes sociales a emprender campañas comerciales más proactivas.

La "revisión de la estrategia"

"Actualmente Expocoruña cuenta con un fondo de maniobra positivo, que hace que sea capaz de tener cierta independencia, pero siempre teniendo en cuenta la realización de eventos que dejen un margen positivo", afirman sus responsables, "para ser capaces de atender a las necesidades de explotación". La posición de la gerencia sigue siendo conservadora, al advertir de que los eventos propios, aunque pueden dejar márgenes superiores, "en el caso de no alcanzar el número de visitantes adecuado, pueden ser un lastre para la rentabilidad de la explotación de la entidad".

Por eso, la "revisión de la estrategia implantada desde el año 2012" se constriñe a "algún evento propio que tenga poco riesgo". De esta manera, argumentan, "se cambiaría la dirección estratégica hacia la promoción de algún evento propio" que, aunque tiene "un riesgo implícito", podría abordarse "después de un análisis riguroso y prudente" que les lleve a estimar "que el margen será positivo y con la condición de que el fondo de maniobra permita su financiación".

Por el momento, este cambio de estrategia no se percibe en lo que queda de programación para 2017, teniendo en cuenta que este tipo de eventos se organizan con meses de antelación. Si se atiende a lo publicado en su web, el 1 de septiembre acogerá el festival de cultura urbana Beatout, cuyo cartel encabeza uno de los raperos de referencia entre los jóvenes, C. Tangana, y que ofrece buses de ida y vuelta desde otras ciudades de Galicia, además de León, Madrid y Bilbao. No hay nada más hasta finales de octubre, con una feria de tres días dedicada a las reformas, el paisajismo y el interiorismo. En noviembre, tres días de Motorocasión y uno de Exporpymes. Y en diciembre, ocho días reservados para la feria de autónomos y quince días para las actividades infantiles navideñas que se han repetido en los últimos años.