A algunos les da hambre. A otros no les parece el olor adecuado para un campo de fútbol. También hay quien se ríe. Los nuevos ambigús del estadio de Riazor tienen una oferta de lo más variada. Preparan bocadillos calientes, perritos, palomitas y hamburguesas. Aunque también se puede comprar la agüita y el bocadillo de chorizo de toda la vida para recuperarse del carrusel emocional en el descanso, son los platos preparados los que están llamando más la atención. Esto sucede, en parte, por los efluvios de las parrillas que alcanzan las gradas, que despiertan las más variadas sensaciones entre los deportivistas.