El hijo del actor coruñés Fernando Rey tenía en su casa una maleta; una maleta llena de recuerdos y fotogramas, de trozos de papel ya amarillos, que le contaban cómo había sido la vida de su padre desde que nació en 1917, en el número 1 de la calle Betanzos, hasta que se convirtió en una estrella del cine. Un niño que creció paseando por la Torre de Hércules, que estudió en el Eusebio da Guarda y que se dio sus primeros baños en el agua fría de Riazor bajo el nombre de Fernando Casado Arambillet, el que encontró en la interpretación, en el teatro y en el cine, una manera de salir adelante en la posguerra, de ganar un dinero que su padre, militar fiel a la República, ya no podía darles, porque estaba encarcelado. En definitiva, sobre la vida del que, pasados los años, se ganó el sobrenombre de "caballero del cine".

En la que fue su ciudad natal, del primer actor internacional quedan apenas unas huellas visibles, el nombre de una de las salas de cine del Fórum y una calle en la frontera de Cuatro Caminos y Os Mallos y, a partir del 20 de septiembre, en el Kiosco Alfonso y durante dos meses, contará también con una exposición de todos esos tesoros de su maleta de recuerdos, para celebrar el centenario de su nacimiento.

Cuentan los comisarios de la exposición Fernando Rey. Cabaleiro do cinema (1917-2017), el catedrático de Comunicación Audiovisual José Luis Castro de Paz y el periodista Rubén Ventureira, que Rey tuvo siempre muy presente su etapa en A Coruña, en donde residió entre su niñez y adolescencia de manera intermitente. Según la investigación hecha para la muestra, pasó en la ciudad 12 de sus primeros 14 años de vida, ya que su padre era militar, uno de los hombres de confianza del presidente de la II República, Manuel Azaña, y cambiaba con frecuencia de destino. Castro de Paz relata que el hecho de que el padre de Fernando Rey fuese amigo de Franco (habían combatido juntos en África cuando el Desastre de Annual en 1921), permitió al hijo durante el inicio de la dictadura acceder a militares de alto rango que intercedieron por él y permitieron que el Caudillo conmutase la pena de muerte que pesaba sobre su padre por otra menor, que le dejó seguir con vida a pesar de sus ideales.

Pero ¿quién fue Fernando Rey? Ventureira lo tiene claro: "el Javier Bardem de su época", un actor que tiene fama internacional, aunque, en su caso, fue el primero, el que abrió el camino a otros artistas nacidos en España. Parte de ese éxito más allá de las fronteras de un país sumido en una dictadura, procedía de que Rey hablaba no solo castellano sino también inglés, francés e italiano, por lo que podía participar en coproducciones con otros países. De él dijo Orson Welles que era el mejor actor de Europa y Fernando Fernán Gómez, que había conseguido por primera vez "eso que tanto le cuesta alcanzar" al cine español: "la internacionalidad".

Y, ahora, un siglo después de su nacimiento, con Viridiana, Tristana (ambas rodadas con Buñuel) , Campanadas a medianoche y The French Connection en la retina, Fernando Rey vuelve a la que él había elegido como su ciudad de vacaciones, con su maleta de recuerdos, con guiones y fotografías inéditas, con las ganas de haberse comprado una casa aquí y con toda su historia de niño hijo de una familia burguesa, y también con algunos de los premios que ganó a lo largo de su vida. Y es que, el actor que nació en el número 1 de la calle Betanzos, recibió dos premios en el festival de Cannes y en San Sebastián y, entre otros, encarnó al capo elegante de la droga Alain Charnier, enemigo del policía Gene Hackman, en The French Connection, una película que recibió cinco premios Óscar.

"De Fernando Rey decía todo el mundo que era un caballero dentro y fuera de la pantalla. Muchas veces en el cine había interpretado ese personaje y su último gran papel es el de El Quijote, un caballero andante", recuerda Ventureira. Durante dos meses, la ciudad que le vio nacer, crecer y envejecer -durante su vida adulta pasó muchos años sin volver a A Coruña, una costumbre que recuperó en la última etapa de su vida, sobre todo en las vacaciones de verano- le recordará, abrirá su maleta y dejará que sus vecinos, aquellos que le recuerdan y los que nunca han escuchado hablar de él, vean cómo fue su vida en blanco y negro. El concejal de Culturas, José Manuel Sande, indicó ayer que el Centro Galego de Artes da Imaxe proyectará algunas de las películas de Rey durante los meses de septiembre y octubre.

"En A Coruña nunca se tuvo especialmente presente el hecho de que era un vecino de esta ciudad que, según sus declaraciones en vida, tenía recuerdos de niñez del Campo da Leña o los Jardines de Méndez Núñez", recordaba ayer Sande, que hizo hincapié en que, en vida, se le concedieron honores, como el de hacerlo Hijo Predilecto de la ciudad o invitarle a ser el pregonero de las fiestas y jurado en festivales de cine históricos. Sande agradeció a sus herederos que permitiesen el acceso a todo el material que guardaban de Rey.