Jesús Medín y su mujer, Salomé Vázquez, acogieron al pequeño Mohamed, procedente de Mali, para acompañarlo en una operación de corazón que le devolvió la vida. Voluntarios de la Fundación Tierra de Hombres, se ofrecieron para dar cobijo al niño de 4 años, que padecía una patología cardíaca muy grave. "Nuestra labor fue acompañarlo y darle mucho cariño. Recuerdo que lo abrazamos nada más llegar", dice Jesús, que tiene dos niños adoptados de Etiopía.

Mohamed llegó a Alvedro "en silla de ruedas y sin poder hablar", pero tras tres meses en A Coruña recuperó la salud y su vitalidad. "Estaba agotado porque la enfermedad le afectaba muchísimo", cuenta. Los primeros días, Jesús y Salomé acudieron al hospital con el pequeño, que fue preparado para la operación. "Una vez operado, hicimos turnos los voluntarios de la fundación para estar con él". La cadena de solidaridad es muy amplia, según explica: "El proyecto Viaje hacia la vida está formado por voluntarios, personal sanitario y financiadores públicos y privados". Pero también los familiares de Jesús y Salome han participado en esta acogida, implicándose al máximo en su recuperación.

Entre todos han conseguido que Mohamed tenga una segunda oportunidad. "Si no se llega a operar, hubiera muerto", confiesa. Su padre de acogida cuenta que el niño "respondió muy bien a la operación" y eso le permitió disfrutar también de su estancia en A Coruña. "La recuperacion fue impresionante", comenta, y explica: "El niño apenas podía andar cuando llegó. Fue espectacular, cuando se recuperó de la operación pudo jugar, correr y andar en el monopatín". Comenta, además, que hasta el pequeño "se sorprendía" de todo lo que podía hacer.

Durante los tres meses de Mohamed en la ciudad, los voluntarios informaban a sus padres a través de la fundación de su evolución. "Semanalmente, les enviábamos fotos y les mandaban informes médicos para que estuvieran constantemente informados. Seguro que cuando llegó a casa, no lo reconocían". En resumen, Jesús define al pequeño como un niño "muy alegre" que "hasta aprendió español".

La experiencia fue tan "gratificante" para la familia, que no duda en "repetirla" en un futuro. "Ya habíamos colaborado con la fundación en otras ocasiones y siempre ha sido todo muy positivo. Recibes muchísimo más de lo que puedes dar. Los niños son fantásticos, tienen una fortaleza y un espíritu positivo que impresiona muchísimo", explica.