Decenas de grafitis adornan la ciudad y se entremezclan con la gente, los paisajes y el urbanismo coruñés. Ahora, desde las tiendas más pequeñas hasta las compañías más grandes apuestan por adornar sus locales, cierres, muros y, así, diferenciarse del resto. El Concello promueve por su parte otras obras debajo de puentes e incluso en las paredes de algunos colegios.

Con el paso de los años, A Coruña se asemeja cada vez más a un gran lienzo en el que artistas, locales y foráneos, pueden compartir sus obras y exponer sus gustos más personales. El street art está transformando, poco a poco, los muros, fachadas y paredes más grises, que renacen con figuras modernistas, emblemas de la ciudad y motivos coloridos.

El bar y restaurante Barbería, situado en la calle del Orzán, invierte en arte para decorar su verja. En un principio, toda la fachada era negra, incluido el cierre, pero el "negro limpio es un color muy goloso" para atraer pintadas, según el dueño, y, a los pocos días, ya tenían dibujos a spray "que no querían para el negocio". Así, decidieron contratar personalmente a una artista que decorase el cierre "de una forma acorde con el bar". La elegida fue Paula Fraile, graduada en Bellas Artes, que cuenta con un estudio en el barrio de Monte Alto.

La obra que realizó plasma escenas cotidianas del bar, ya que ella misma es clienta y conocía el ambiente del local. Usó colores llamativos, fosforitos, que son los que suele utilizar. "Agradecí mucho que me dieran libertad para plasmar mi obra según mi estilo", afirma la artista, que considera que es muy difícil hacer un encargo muy concreto, porque muchas veces "es difícil entender lo que quiere la gente". La obra forma parte del local desde hace dos años. "Estamos muy contentos con el resultado, de hecho, mucha gente se para a sacarle fotos. Creo que gusta mucho", asegura el dueño de Barbería.

Fraile tiene más obras en locales coruñeses, en el restaurante Crudo Bites&Shots, se encargó de todos los murales interiores, que siguen una línea underground y un aspecto algo envejecido. "Querían ese toque algo viejo en los muros del restaurante, trabajé con yeso, pintura, espray? hay murales con toques mexicanos, en relación a la comida que ofrecen, como un mural de Frida Khalo. Plasmé como en la Barbería pequeñas escenas de algunas situaciones que te puedes encontrar en un restaurante, conversaciones típicas? me gusta mucho hacer eso", explica la autora.

La peluquería Studio de la Calle Real cuenta también con dibujos de la artista. "Para la peluquería realicé algo más abstracto. Pinté el techo de la zona en la que se lavan las cabezas de los clientes. Es una obra con diferentes puntos de vista y cada persona visualiza algo diferente", explica Paula Fraile.

Otro tipo de negocios en los que el arte callejero y el grafiti es cada vez más común son las tiendas de ropa relacionadas e integradas en el estilo de la cultura urbana. Como puede ser New Wave , que cuenta con su propio almacén en frente del local. Este fue el bajo que decidieron pintar en su totalidad. El fin de esta decoración es "hacer del barrio una zona más bonita y que llame la atención para publicitar la tienda", afirma el dueño. Esta idea surgió desde los inicios de la tienda, hace ocho años. La temática de la obra está relacionada con la tienda, ya que se caracteriza por ser un comercio surfer. La obra es muy colorida y llama la atención a simple vista, ya que es el único bajo de la zona que está completamente pintado de esa forma.

Urban Jungle, la nueva tienda de zapatillas del centro comercial Marineda City es otro ejemplo. Cuenta con un mural del grafitero Erre en el local. Como todas las Urban Jungle de España, las franquicias de la marca cuentan con una obra de un artista urbano local. "Conocíamos a Erre y nos gustaba mucho su estilo, así que nos pusimos en contacto con él. Desde la franquicia nos dijeron que cada autor debe tener libertad en la creación de su propia obra, guiarse por su estilo y gusto, que es lo normal, así que Erre hizo lo que quiso, y la verdad es que estamos encantados", explican desde la tienda.

Otro de los grafiteros que ha dejado una marca en A Coruña tras su paso por la ciudad es Carles, un francés del que se desconoce su apellido y que pasó por varios establecimientos de la calle Estrecha de San Andrés para ofrecer sus servicios. Después, nadie volvió a saber nada y algunos comerciantes aseguran no saber de su paradero.

La conocida joyería artesanal Seoane Antiqua, abierta al público desde 1928, optó también por decorar su fachada. "Siempre nos estaban pintando la pared, por lo que decidimos contratar personalmente a alguien que lo hiciera", explica el dueño. Entonces, fue Carles el que contactó con ellos. El grafiti se inspira en fotos, libros y revistas antiguas. "Está terminada y estamos muy contentos con el resultado. Nos gusta mucho", aseguran desde Seoane Antiqua.

El bar hawaiano Aloha Waikiki también contrató al misterioso artista. Las paredes del interior del local están decoradas con una infinitud de motivos florales que recrean las distintas partes del día y la posición que alcanza el sol al amanecer, al mediodía y al anochecer. "Carles vino por aquí, nos propuso unas ideas y nos gustó", declara un empleado del bar. El precio rondó los 700 euros y, desde Waikiki, se muestran satisfechos con el resultado. "Lo hicimos por decoración y por estética y estamos muy contentos con como ha quedado", explican.

Raz Surf es otro de los comercios coruñeses que declaran su pasión por el arte. Después de un traslado y perder la decoración anterior de su fachada, adornada por el pintor coruñés Jorge Cabezas y que los nuevos propietarios cubrieron con pintura, están convencidos de volver a decorar el establecimiento en su nueva ubicación, en la zona de Riazor. Frente a la tienda, se acumulan varios contenedores metálicos llenos de cartón y que "afean mucho la zona", explica el propietario, Dani Gambón.

Tras un primer contacto con el Concello para pedirles que cambiasen los contenedores actuales por otros subterráneos y, tras recibir su negativa, Gambón decidió ponerse manos a la obra y hablar con Medio Ambiente. Raz Surf pretende pintar los depósitos con una temática relacionada con el mar y sus olas, que evoquen a la playa de Riazor, situada enfrente. Ahora, preparan la propuesta del grafiti, que intentará "se integre lo más posible en la zona", explica el artista.

Baldo es un joven estudiante de diseño gráfico, que afirma que es muy difícil vivir de los murales, algo que le encanta, y ve en el diseño más salidas profesionales. El joven coruñés ha realizado varios murales por Galicia. Destaca que en A Coruña vivir del grafiti y del arte urbano es muy difícil. "No salen iniciativas públicas para nuestro campo, no salen proyectos para jóvenes creativos de la ciudad", explica el artista coruñés. Baldo afirma que la mayoría de oportunidades salen del ámbito privado. Mucha gente es consciente de la tendencia del arte urbano. "Cada vez más negocios invierten en arte para sus locales, eso está muy bien y está dando trabajo a muchos de nosotros. Entras en un restaurante, por ejemplo, y muchas veces te encuentras murales", afirma Baldo, que dice que el muralismo hace más fácil la visibilidad de las obras.

Uno de sus trabajos fue en Cambre. Allí realizó un mural para una academia de estudio. La obra representa una niña "cazando" libros. "Le puse algunas ideas encima de la mesa y le gustaron. Mezclo un poco ese realismo del dibujo con el surrealismo de la escena. Es algo ambiguo", expone el coruñés. La obra, de grandes dimensiones, está hecha en su totalidad con pintura acrílica. Fue uno de sus primeros trabajos, afirma que "fue muy barato", y reclama que mucha gente no entiende todo el esfuerzo que supone "realizar una obra de arte, sobre todo un mural de cierta dimensión", y el gasto que conlleva la compra de los materiales.