Si el domingo fueron los rayos, ayer fue el turno de la niebla. La ciudad se despertó bajo un manto blanco que cubrió buena parte del paseo marítimo hasta aproximadamente las doce del mediodía y también afectó a la zona del aeropuerto. La baja visibilidad provocó el desvío del vuelo IBE0514 procedente de Madrid. Incapaz de aterrizar en Alvedro, cambió su ruta y tomó tierra en Lavacolla, aeropuerto de Santiago de Compostela. Idéntica ruta que se vio modificada el pasado jueves por el mismo motivo. El resto de vuelos de la mañana no tuvieron dificultades para llegar a pista. Por la tarde, sí se registraron algunos retrasos. La tormenta también afectó a Madrid, por lo que el vuelo que tenía que llegar a las 15.30 lo hizo media hora más tarde. El de Sevilla también salió tarde y aterrizó a las 16.42 horas, cuando su llegada estaba programada a las 15.35 horas.

Esta situación se repite con asiduidad. Hace un año, se desviaron hasta seis aviones -doce vuelos, ya que las aeronaves operan rutas de ida y vuelta- en el mismo día, lo que afectó a aproximadamente 1.300 pasajeros. Esta cifra de aviones que acabaron en la ciudad compostelana cuando tendrían que haberlo hecho en A Coruña se repitió el 28 de septiembre. Con un solo mes de diferencia, Alvedro volvió a vivir una jornada complicada por culpa de la niebla. Aquel día, el aeropuerto estuvo inoperativo desde las siete de la tarde y hasta pasada la medianoche. Lavacolla operó las conexiones perdidas por el aeródromo coruñés y recibió a 1.500 viajeros.

La niebla no es el único enemigo de Alvedro. Aunque sí es la principal causa de desvíos, los pilotos tienen más problemas para tomar tierra cuando las condiciones meteorológicas son adversas desde que se efectuaron cambios en las pistas en 2015. En Alvedro, hay dos cabeceras. La 03, que es la que está más alejada de la ría, la sur, y la 21, la norte. Antes de la ampliación, la cabecera natural de la pista era la 21, por su longitud. Sin embargo, con las obras, se retiró 150 metros, por lo que, ahora, los pilotos tienen más metros de pista si entran por la cabecera que está más alejada de la ría. Lo que supone una dificultad añadida ya que por la zona sur no hay ningún instrumento de ayuda a la aproximación. Los pilotos deben realizar la maniobra basándose en la información que pueden captar directamente desde su cabina, por lo que cada profesional lleva a cabo el aterrizaje de una manera diferente.

En la otra cabecera, la norte, sí existe un sistema, el ILS, que facilita el acercamiento a los pilotos. Se trata de un haz de luz que guía a los pilotos hacia la pista. Aun así pueden producirse desvíos ya que por esa parte de la pista, si las condiciones meteorológicas son adversas, el viento podría soplar fuerte a favor de la dirección del avión -para tomar tierra debe ir en contra- e imposibilitaría el aterrizaje.

La solución la busca el gestor público de la navegación aérea en España, Enaire, que ha realizado un estudio sobre cuál es el mejor método para evitar desvíos. Hace más de un año que Enaire preveía realizar un vuelo de validación de las coordenadas marcadas y también un estudio de seguridad para poder poner en marcha el sistema de automatización de la aproximación a la pista. De momento, no se conocen novedades al respecto y la niebla sigue siendo un rival a batir en Alvedro.

A pesar de los desvíos -en 2016 se contabilizaron 166 y 30.000 personas afectadas-, el aeropuerto de A Coruña superó el año pasado el millón de pasajeros. Lo hizo por segundo año consecutivo tras tres ejercicios por debajo de esa cifra. El concejal de Emprego e Economía Social, Alberto Lema, informó el pasado mes de julio de que Alvedro está registrando "buenos datos" gracias al "aumento de pasajeros" en el primer semestre del año.

GMv2|pTipoComp=fotos&pIdGaleria=59a40231fab46c3e8108bd8b|GMv2

Ver Galería

A CORUÑA BAJO LA NIEBLA

Durante la mañana, la niebla entró por el mar y cubrió las playas de Riazor, Orzán y Matadero hasta adentrarse en el paseo marítimo, donde los transeúntes tuvieron que abrigarse ante este fenómeno. A pesar de la espesa niebla, que algunos no dudaron en fotografiar, hubo bañistas que siguieron paseando por la orilla e incluso se atrevieron a meterse en el agua. Desde el mediodía, el sol tomó protagonismo y por la tarde los arenales ya se llenaron de toallas y sombrillas en el último lunes de agosto.