A Miguel Ángel Viqueira le hace gracia que le llamen "héroe", siempre pensó que cualquier otra persona en su situación hubiese hecho lo mismo, aunque después comprobó que no, que solo él se bajó de su coche en la AP-9 tras pasar el peaje de Vilaboa (Pontevedra) para intentar frenar a un hombre que circulaba en sentido contrario a la marcha y en primera, a pesar de que muchos otros fueron testigos de la maniobra indebida.

Viqueira, que es coordinador del Servicio de Salvamento y Socorrismo de las playas de A Coruña, -adjudicado a la empresa Move Servicios de Ocio y Deporte- volvía con su familia de Cíes la madrugada del sábado al domingo, cuando se encontró con un vehículo que circulaba hacia él.

"Al pasar el puente de Rande, poco antes del peaje de Vilaboa, ya vi un coche de frente. Llevaba los cuatro intermitentes encendidos, di un volantazo para apartarme y, al ver que iba muy despacito, aparqué mi coche a la derecha, en el arcén, y fue todo muy rápido, así que, no le dije nada a mi familia, salí corriendo y llamé al 112, porque yo trabajo en emergencias y estoy acostumbrado a estas cosas", explica Viqueira.

Entonces, con el teléfono en la mano, les comentó que había un conductor que circulaba en sentido contrario en la autopista, que él iba corriendo detrás de él y que no sabía si conseguiría alcanzarlo, pero que lo iba a intentar. Asegura que "la suerte" de toda esta historia, que se desarrolló en cuatro minutos aunque parezca que duró hasta el amanecer, es que el hombre circulaba muy despacio y que su esprint no superó los 200 metros.

"Me venían coches de frente, entonces, tenía que correr por el arcén [a la derecha de la vía] y no podía cruzar, porque el hombre iba por el carril izquierdo. Me quedé alucinado porque allí no paró nadie. Cuando pude, crucé y le toqué en la ventanilla, le intenté abrir la puerta y ahí el señor ya paró el coche y se bajó", comenta Viqueira.

Su primera impresión fue que aquel hombre de 75 años se había despistado y que, probablemente, no era consciente de que estaba cometiendo una infracción y poniéndose no solo él en peligro sino también a todos los demás vehículos. No fue eso lo que se encontró al hablar con él.

"Le dije que estaba circulando en sentido contrario por la autopista y me dijo que él iba para Mos, también le dije que tenía que dar la vuelta porque podía matar a una familia, que casi me mataba yo contra él", recuerda Viqueira que, con estas palabras, consiguió convencer al infractor, pero solo durante unos segundos. "Yo seguí corriendo para parar la circulación y que él pudiese dar la vuelta, entonces, detuvo el coche otra vez y le dije que no, que tenía que seguir hacia el peaje, aunque yo ya me había dado cuenta de que el hombre iba bebido. Al final, lo conseguí llevar hacia donde había aparcado yo el coche y ya le quitamos las llaves", relata Viqueira. Efectivamente, los resultados de las pruebas de alcoholemia que le practicaron los agentes de la Guardia Civil, cuando llegaron al lugar de los hechos, triplicaban el máximo permitido -0,86 cuando el tope el 0,25 miligramos por litro de aire espirado-.

El hombre quedó retenido en el arcén de la autopista hasta que, finalmente, un familiar se hizo cargo del coche y del infractor que, según fuentes cercanas a la investigación, es ya reincidente. Tras estos hechos, se le acusa de haber cometido un delito contra la seguridad vial.

"Yo no me explicaba cómo podía haber llegado ese hombre hasta allí, porque no hay ninguna entrada a la autopista cerca", relata Viqueira. La incógnita se despejó enseguida, ya que, cuando finalmente le tocó a él el turno de pagar el peaje, la persona que le atendió le confesó que, cuando le había dicho al hombre que tenía que circular hasta Pontevedra para cambiar de sentido y poder ir hacia Mos, había dado la vuelta allí mismo.

"Le pregunté cómo no había hecho nada y me dijo que no, que no quería que le atropellasen", lamenta Viqueira, que volvió a preguntar en el peaje de A Coruña qué harían si les sucediese allí algo similar. La respuesta no fue muy diferente: "que llamarían a mantenimiento" pero que no saldrían de su cabina, una falta de protocolo de actuación que sorprendió tanto a Viqueira como que ningún otro conductor se detuviese a ayudarle.

"Los de Tráfico me dijeron que era lo más normal, que muchos conductores ni siquiera llaman al 112 cuando pasan estas cosas, que se salvan ellos y ya está", explica. Es por ello por lo que la Guardia Civil ha elogiado la "ejemplar actuación" de Viqueira.

Sobre por qué lo hizo, este coordinador de socorristas lo tiene claro: "Esto te sale. Yo lo que hice fue poner a mi familia fuera de peligro, en el arcén. Puedes pensar que lo mejor era seguir o llamar para avisar y continuar, pero si al día siguiente veo que se mató una familia y yo no hice nada... no podría vivir con eso. Yo no consideré, en ningún momento, que hubiese puesto en peligro mi vida, porque circulé por el arcén cuando vi que el coche venía de frente y crucé cuando vi una recta larga y no venían coches", relata.