La reforma de la sede de la Real Academia Galega, que alberga la casa museo Emilia Pardo Bazán, plantea el cambio de tejado, sustitución de ventanales y la reparación de las fachadas, entre otras intervenciones. En el pliego de prescripciones técnicas del concurso de proyectos que ha publicado el Ministerio de Fomento, encargado de financiar la obra, se detallan las necesidades del edificio situado en el número 11 de la calle Tabernas. El Ministerio prevé que el proyecto se redacte en seis meses desde la adjudicación para luego licitar la obra, con un presupuesto máximo de dos millones de euros.

Las obras afectarían también a la parte exterior del inmueble ya que la piedra de la fachada se encuentra dañada y el estado de la carpintería exterior del inmueble está en situación de deterioro, lo que podría provocar la caída de elementos a la calle. Las humedades son otro de los problemas. Por eso se propone el cambio de la cubierta del edificio y también del patio interior así como pintar paredes y techos.

Es necesario el cambio de la instalación eléctrica y la sustitución completa de las tuberías de agua. El sistema de calefacción, en el sótano, es muy antiguo por lo que también tendría que ser renovado. En la parte baja del edificio se plantea una ampliación del depósito de fondos bibliográficos con garantía de condiciones óptimas de conservación, que actualmente no se dan. Lo mismo ocurre en la quinta planta, para donde se propone instalar un sistema de opacidad en las ventanas que evite el daño lumínicos en los documentos que ahí se conservan además de la construcción de un espacio destinado a sala de reciclaje. En la actualidad, el ascensor no llega hasta esta última planta del edificio por lo que se pide la sustitución del mismo. Entre las actuaciones, destaca la eliminación de falsos techos para ganar altura.

Hay reformas que buscan mejoras en las condiciones de trabajo de los empleados de la Real Academia Galega. En la segunda planta, se llevaría a cabo la redistribución de los espacios ampliando el despacho del presidente para añadir una sala de reuniones con capacidad para 12 personas. En la tercera planta se habilitaría una sala para usuarios de la biblioteca y otra para acoger reuniones plenarias de los académicos, ya que a día de hoy cuando se realizan estas citas se cierra el acceso al público para garantizar su confidencialidad.