Empezaron el 26 de enero de 1978, y desde entonces no han parado. Los integrantes de la Asociación Cultural Tanxedoira celebran este curso escolar 40 años de actividad, a los que han llegado impulsados por un solo propósito: el de compartir sus conocimientos de forma gratuita entre los que quieran apuntase. El grupo, que comenzó como una forma de entretener a los niños después de catequesis en la parroquia de Santa María de Oza enseñándoles música, ha acabado convertido en un colectivo de más de cien miembros, en el que desde el más pequeño al más veterano tiene algo que aprender y que aportar.

"Somos como una pequeña familia. Queremos que la gente no lo considere una academia, sino un lugar donde compartir con los demás", explica la presidenta de la agrupación, Leticia Riestra, admitiendo que, tras dos veintenas de historia, no es algo que resulte muy difícil. "Hay gente que se ha conocido en la asociación, y que han tenido hijos que vienen aquí y comparten comidas con gente mayor", comenta.

Ocurre porque Tanxedoira no tiene límite de edad. En la asociación, niños de siete años pasan el tiempo con compañeros de hasta 80, junto a las que aprenden disciplinas como flauta, informática, bolillos o improvisación teatral. Cuenta Riestra que el baile y la pandereta han sido unas de las más exitosas entre los miembros esta temporada, pero que la guitarra, la asignatura que ella imparte, sigue reinando en cuanto asistencia sobre las demás. "Es la más popular, sobre todo entre los niños", dice la presidenta.

Precisamente con ella, aunque con trece años y como alumna, comenzó Riestra en la agrupación. Ahora, con 34, es profesora y presidenta del colectivo, un ciclo natural en Tanxedoira, que ha ayudado a regenerarla con el paso del tiempo. "La gente de la clase de flauta, por ejemplo, se va a tocar a la rondalla cuando aprende", afirma. Otros, en especial los niños, deciden aumentar los estudios que iniciaron en la agrupación en otras instituciones. "Muchos de los que están en percusión se marchan al Conservatorio, porque se dan cuenta de que les gusta mucho la música", añade Riestra.

Lo descubren gracias a la actividad altruista del colectivo, cuyo recorrido hasta la actualidad será el protagonista de sus festejos de aniversario. La celebración contempla una serie de conciertos que, una vez al mes y hasta mayo, hará sonar, de la mano del coro y la rondalla del grupo, canciones tradicionales como romerías y melodías gallegas en los centros cívicos de la ciudad. A finales de año, el 16 de diciembre, la agrupación organizará un festival de corales en la Iglesia Orden Tercera, que acompañará a otro de rondallas que tendrá lugar en febrero en el Calvo Sotelo.

Tres meses más tarde, en mayo, se desarrollará el certamen de teatro de la asociación. El colectivo prepara para él una zarzuela, que interpretará junto a otros grupos de teatro como el de los Salesianos. "Vamos a hacer una cosa chula", asegura Riestra, apuntando que el colofón de los festejos será el festival del 40 aniversario del 16 de junio. Allí estrenarán un documental sobre la historia de la asociación, que con fotografías, entrevistas y vídeos de estas cuatro décadas, tratará de hacer honor al papel que el colectivo juega en la ciudad.

"Ofrecemos lo que sabemos por el mero hecho de hacerlo, sin nada a cambio. Es nuestra filosofía", dice Riestra, a la que le gustaría que la huella de Tanxedoira llegara a ser más grande en el futuro. "El límite que tenemos es el local, que no es muy grande. Si tuviéramos más espacio, estoy segura de que podríamos desarrollar otras actividades. Como yoga, pilates o gimnasia para adultos", concluye.