El desafío independentista del Gobierno catalán, la intervención de la Policía Nacional y la Guardia Civil contra ciudadanos el pasado 1 de octubre y las manifestaciones por la unidad de España y la vía del diálogo para resolver la secesión que promueve el Ejecutivo de Carles Puigdemont estuvieron presentes en el pleno desde el primer minuto. Arriba, en el graderío, acudieron policías; abajo, los ediles del PP colgaron dos banderas de España de su bancada, que no retiraron en toda la sesión. Los momentos más tensos se vivieron cuando el alcalde, a una pregunta del PP, explicó su postura ante el conflicto. El edil popular Roberto Coira llamó "fascista" a Xulio Ferreiro, ante lo que el regidor, que defendió el diálogo entre las instituciones, reaccionó muy enfadado porque se le acusase de "golpista" o de apoyar actos fascistas.

En ese momento el alcalde, Coira y otros concejales populares se enfrentaron elevando la voz sin dejarse hablar ni escucharse. Ferreiro amenazó con expulsar a Coira del salón de plenos. En un momento de calma pidió "no jugar" con este problema y evitar "imprecisiones" y acusó al PP de ser "insensibles al derecho a decidir" y no proponer diálogo ni soluciones, sino "crispación". Ferreiro cuestionó que usasen hasta dos turnos de intervención (una moción y una pregunta oral) para esta cuestión.

El pleno aprobó, con los votos del PP y el PSOE, una moción popular de apoyo a las fuerzas de seguridad que actuaron en los incidentes del 1-0. BNG y Marea votaron en contra. Tras la aprobación hubo aplausos de los policías presentes en el salón y de un edil popular, que reprobó el alcalde.