Superado el bache de la crisis, que no la crisis, el aeropuerto de Alvedro se consolida por encima del millón de pasajeros anuales y encadena 17 meses ininterrumpidos de crecimiento de tráfico. Solo los desvíos por las limitaciones de operatividad de aeronaves debido a la configuración de la pista y a la proximidad del monte Xalo lastran este impulso. Las estadísticas reflejan que Alvedro tiene futuro. Falta concretarlo con mejoras en la revisión del plan director, que AENA desempolva tras cinco años de letargo. Y falta también la necesaria coordinación entre la Xunta y los gobiernos locales de A Coruña, Santiago y Vigo para que el mapa de destinos no se solape a golpe de cheque a las aerolíneas.