A Coruña lleva desde 2004 pensando en cómo se abrirá al mar en la única parte de su costa a la que aún no pueden acceder los vecinos. Más de un decenio desde que se firmaron los convenios para construir el puerto exterior, que pactaban la salida de la actividad industrial de la urbe pero también la recalificación y venta del suelo de los muelles interiores para financiar esa mudanza. Esos convenios, firmados en último término por el Ministerio de Fomento y el Concello, se desarrollaron en el plan general y el proyecto de La nueva ciudad marítima que firmó en 2006 Joan Busquets.

Pasados más de diez años, el Gobierno municipal de Marea recogió y puso encima de la mesa las reivindicaciones de cambio para un proyecto amparado en tiempos de euforia inmobiliaria, con previsiones de ingresos de 250 millones de euros. El Concello ha propuesto una "solución integral" para todo el litoral, desde La Solana a Oza, la definición de un futuro que preveía tratar, después de meses de demora, con el presidente de Puertos del Estado y el presidente de la Autoridad Portuaria, el 24 de este mes.

La Xunta se subió a este escenario la pasada semana. El presidente autonómico, Alberto Núñez Feijóo, anunciaba un protocolo sin cerrar con Puertos para blindar la titularidad pública de Batería y Calvo Sotelo y la venta de San DiegoBatería Calvo SoteloSan Diego para proporcionar fondos al endeudado Puerto coruñés. Un anuncio, con el presidente de Puertos, José Llorca, presente, pero en el que solo habló Núñez Feijóo, y en el que se dejó fuera a un actor ineludible, el Concello, algo censurado por todos los grupos salvo el PP. La propuesta autonómica deja una afirmación -que la Solana, Batería y Calvo Sotelo serán públicos- pero ahonda en los interrogantes que ya pesaban sobre la apertura al mar del centro de la ciudad.

¿Quién será el propietario de los terrenos? Núñez Feijóo no lo esclareció salvo en el caso de la Solana. El complejo seguirá en manos de la Autoridad Portuaria, que intentó subastarlo en dos ocasiones. No se venderá al Concello, a pesar del ofrecimiento de los responsables municipales para incorporarla a su red de instalaciones deportivas. La concesión finaliza en 2027, así que si el compromiso es mantenerla sine die tal y como está, tendrían que volver a sacar su concesión en un decenio. El hotel Finisterre se venderá. En cuanto a Batería y Calvo Sotelo, los muelles del centro, con 64.397,89 metros cuadrados, el presidente de la Xunta se limitó a decir que serían públicos pero no en qué manos quedarían: si autonómicas, si portuarias, si municipales, si estatales. El acuerdo para no vender deja al margen San Diego, 377.057,96 metros cuadrados -un 80% de toda la zona- para reducir la deuda por el puerto exterior.

¿Quién se encargará de urbanizar Calvo Sotelo y Batería y quién asumirá el mantenimiento posterior? Tampoco lo aclaró la rueda de prensa. Al no definir Núñez Feijóo en manos de qué Administración quedará, tampoco disipa quién se encargará de transformarlo para el disfrute de los ciudadanos. El túnel de la Marina, por ejemplo, fue construido por el Puerto coruñés con una mayoría de financiación municipal para después ser traspasado al Ayuntamiento, cesión que aún no se ha concretado a pesar de que el presidente de Puertos del Estado se mostró de acuerdo públicamente en marzo del pasado año. La Autoridad Portuaria argumenta que falta un pago municipal y el Concello replica que el Puerto no ha realizado los trámites previos comprometidos para liquidar la deuda. Difícil pensar que, con la carga financiera que acumula, la Autoridad Portuaria sume a sus debes la urbanización del litoral. El Concello, al que Puertos y la Xunta excluyeron del anuncio pero sin cuyo acuerdo no se puede avanzar, propone un ente consorcial con participación de todas las administraciones siguiendo el modelo de otros despertares portuarios en el Estado.

¿Que sea público quiere decir que solo se dedicará a espacios verdes y de esparcimiento? No necesariamente. La zona tiene actualmente reconocida una superficie edificable de 50.000 metros cuadrados para usos terciarios (oficinas, centros comerciales, hoteles...), concentrados en edificios de hasta nueve plantas. Aunque los terrenos sigan siendo públicos, si así lo desease la aún desconocida administración propietaria, aún se podrían levantar estos inmuebles de uso terciario pero en régimen de concesión, como tiene la propia Solana o el NH Atlántico en Méndez Núñez. El presidente de la Xunta afirmó sin más concreción que servirán para "hacer más ciudad". El Concello encargó este verano un estudio para, partiendo del plan que elaboró Busquets en 2006 y del plan general, repensar el borde litoral. En esta zona, el Gobierno local opta por una mayoría de metros dedicados a zonas verdes y de ocio, sin negocios que dañen al comercio y la hostelería del centro, y algún edificio emblemático y referencial como un museo del mar o de la emigración.

¿Se agotará la edificabilidad en el muelle de San Diego? En su anuncio, el presidente de la Xunta señaló que se va a estudiar "cómo ponerlo en disposición de conseguir fondos para el puerto exterior". El plan general concede edificabilidad para construir más de cuatro mil pisos, un nuevo barrio o "minicentralidad" en una ciudad en la que los grandes polígonos de viviendas proyectados (San Pedro de Visma, O Portiño, ofimático...) van a cámara lenta. Núñez Feijóo relató que prevé diseñarse con un estudio "concreto y específico", un planteamiento urbanístico cuya competencia es municipal y no de la Xunta. "Monitorizaremos esas posibles utilidades dentro del principio de prudencia, para adoptar esa decisión ya cerca de cuando caduquen las concesiones", algo que el gobernante situó en 2021. El Concello apuesta por un desarrollo productivo, ligado a industrias limpias, algo que definiría también el estudio encargado por el Ejecutivo. Otra incógnita es la estación de ferrocarril de San Diego. El PGOM apuesta por su conservación para cercanías e intermodalidad.

¿Cuándo completará Repsol la mudanza? ¿Y el resto de operadores? Según el convenio firmado por la Autoridad Portuaria y Repsol, la primera fase del traslado estará finalizada a mediados del próximo año 2018. Pero esta supone solo un 40% de sus graneles líquidos. El plan de empresa del Puerto indica que a lo largo del ejercicio presente se negociaría el resto del traslado, conversaciones que, por el momento, no han trascendido. Por otro lado, sin tren no puede haber traslado completo, con graneles sólidos y líquidos que dependen del ferrocarril, a la espera de financiación.

¿Para cuándo el ferrocarril a punta Langosteira? El desarrollo del ferrocarril está atascado en la financiación, de la que no habló ni el presidente de la Xunta ni el de Puertos como parte de las conversaciones que han mantenido. La previsión más optimista para la conclusión del estratégico enlace ferroviario apunta a finales de 2021, año hasta el que los presupuestos del Estado destinan inversión. Se ha decidido su trazado -desde Pocomaco a Langosteira a través de Pastoriza y Suevos, la mayor parte por túneles- y la Autoridad Portuaria aseguró que a finales del verano que ha quedado atrás ya estaría el proyecto de ejecución, listo para licitar. La "preocupación", como admitió el pasado mes de junio el presidente de la entidad coruñesa, Enrique Losada, surge por la financiación. El Puerto no es partidario de recibir un nuevo préstamo del Fondo Financiero de Accesbilidad, dada su carga financiera, y espera que tanto Puertos del Estado como Fomento "posibiliten" la ejecución de la conexión por tren.