La transformación de la fachada marítima de la ciudad ha sido abordada desde distintos enfoques (social, económico, medioambiental, político). Carlos Nárdiz, profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de la Universidade da Coruña (UDC), aporta una perspectiva urbanística y territorial para la que apuesta por la negociación entre todas las administraciones. El anuncio que esta semana hizo Alberto Núñez Feijóo de no que no se venderán los muelles de Calvo Sotelo y Batería, ni La Solana, mantiene incertidumbres sin despejar.

- ¿Aporta algo de claridad respecto a la transformación del litoral coruñés el anuncio del presidente de la Xunta?

-Lo acordado transforma el convenio de 2004, en el que los muelles de Batería y Calvo Sotelo iban a desafectarse, con usos hoteleros y terciarios asociados. Ahora las administraciones se dan cuenta de que en el tiempo presenta hay que modificar ese convenio, por lo que se acepta la línea defendida por el Gobierno local actual y en la que ya había creído el anterior a través del proyecto Coruña Futura. En el fondo, esta especie de acuerdo, del que no conocemos la letra pequeña, viene a decir que los muelles del centro mantienen la situación actual de dominio público portuario. Se nos dice que se van a ceder a los ciudadanos, pero estos no conocen el proceso ni si van a recuperar los muelles como espacio público.

- ¿Qué echa en falta de lo anunciado por ahora?

-Han hablado dos interlocutores y el tercero tiene que ser el Ayuntamiento, que tiene competencias urbanísticas y en el futuro va a tener que ser el que gestione y urbanice los terrenos. Es un actor fundamental en las negociaciones.

- Con esta ausencia inicial del Concello, ¿nacería inestable el consorcio con protagonismo de todas las administraciones que reclama el alcalde?

-No creo que peligre, pero en esa sociedad pública de gestión que tiene que ser un instrumento de diálogo entre administraciones y de proyecto futuro la presencia del Ayuntamiento es fundamental por sus competencias urbanísticas sobre la transformación de ese suelo. Creo que hasta ahora ha habido un inicio de proceso que formaría parte de las negociaciones del Puerto con el Concello, que a partir del día 24 de este mes tendrían que fijar más las cosas. Si se siguiera el modelo de Bilbao, a esa sociedad pública las administraciones le cederían los terrenos correspondientes para que gestionase la venta de suelo, y derivado de esa venta se harían las inversiones convenientes para transformar los terrenos.

- El Plan de Empresa del Puerto de 2016 preveía obtener 25 millones por La Solana, Batería, Calvo Sotelo y el Finisterre. Ahora solo se podría vender el hotel. ¿Por qué el cambio de criterio?

-La política está por todas partes. Me da la impresión de que al final esos terrenos van a ser públicos y cedidos al Ayuntamiento, por lo que tendrán que ser desafectados del domino público portuario y el Concello tendrá que hacerse cargo de la urbanización, en la que quizá haya elementos patrimoniales que puedan seguir formando parte de la propia ciudad. En ese sentido el futuro parece claro.

- ¿Qué provecho para el ciudadano se le puede sacar a estos muelles del centro de la ciudad?

-Parece lógica la apuesta del Concello por un museo del mar, del modo en cómo Santander ha inaugurado la Fundación Botín; este enfoque cultural que sigue el modelo de Bilbao tiene atractivo como espacio público que permite que los ciudadanos se acerquen mucho mejor al límite entre tierra y mar. Claro que en esta zona hay otras posibles operaciones, como la prolongación del túnel de la Marina o lo que se haga en la avenida do Porto.

- Pero el Puerto necesita hacer caja con sus terrenos.

-Parece que con la renuncia a vender esos terrenos en el centro, Puertos del Estado y la Autoridad Portuaria concentran la financiación tanto de las obras del puerto exterior como de la futura urbanización de la zona del muelle de San Diego y del muelle petrolero.

- No se aclara qué va a ocurrir ahí. ¿Qué es lo más conveniente desarrollar en San Diego?

-Hay varios problemas sin definir. ¿Esos terrenos van a servir para financiar el puerto exterior? Parte de la venta de ese suelo, debería. ¿Qué usos tendrán en el futuro? Creo que empieza a haber acuerdos que modifican el convenio de 2004, independientemente del tema de la vivienda, algo que hay que tener en cuenta, porque el modelo de muchas transformaciones de espacios portuarios -hablo de Liverpool, Rotterdam, Hamburgo- incluye viviendas, ya que genera unas expectativas de transformación de suelo interesantes para generar ingresos. Y el tercer problema es funcional. Lo que se va a hacer con la estación de San Diego no está claro ni desde el punto de vista de la Autoridad Portuaria. El Plan Director de 2006 convertía el muelle del Centenario en un parque, pero el Puerto necesita ahora el Centenario porque el puerto exterior no va a tener contenedores, así que necesita ese espacio para atraerlos y mover los contenedores a través de una vía del ferrocarril, por lo que se puede mantener la estación de San Diego.

- Demasiadas incertidumbres.

-Yo también las advierto en el muelle unificado, en A Palloza. Cuando una camina por Linares Rivas y ve el cierre del puerto, se da cuenta de que hay espacios en los muelles que se podrían recuperar para la ciudad. En esa parte de enormes posibilidades de relación entre la ciudad y el puerto se pueden resolver problemas de espacio público, como en la zona de Linares Rivas. Me parece que ese suelo debería de entrar también en la negociación, al ser un espacio de centralidad de la ciudad, como ocurre en otros puertos.