Y, un año más, los zombis salieron de sus escondrijos, con las heridas abiertas y las uñas de su última víctima rebosando las comisuras de sus labios, volvieron a pedir "sangre, más sangre" y a reírse con sus dientes negros de pintura. Volvieron a cerrarse las cicatrices de látex con los mismos imperdibles que días atrás utilizaron otras manos para marcar los bajos de un pantalón y regresaron al Obelisco porque un año más, y ya van nueve, se celebra el Festival de Cinema Fantástico da Coruña (FKM) y su tradicional desfile de muertos vivientes. Para algunos es ya una tradición eso de sentarse en una silla y que les cambien la cara y el pelo con cepillos de dientes que se mueven a toda prisa y pinceles y esponjas que no se mojan en sangre, pero lo parece. Y, ¿cómo no? Al frente de la macabra procesión, pidiendo almas que secuestrar, el personaje creado por el responsable del maquillaje de la Zombiewalk de Sitges, Gustavo Melella, que no es otro que un muerto viviente con traje, corbata, gafas de sol y una mano extra en el bolsillo.

Con este desfile por las calles del centro se inició ayer el festival, que contará esta tarde con una de sus actividades centrales, ya que a partir de las 17.00 horas, Luciano Tovoli, considerado uno de los artistas visuales más brillantes del cine, impartirá un taller en la Fundación Luis Seoane. La programación seguirá a las 22.00 horas, en el Obelisco, con la proyección de la película Suspiria, de Darío Argento, que se presentará con su sonido original, como no se había vuelto a escuchar desde su estreno en el cine en 1977, y con la presencia de Tovoli. Los más pequeños también podrán adentrarse en el mundo fantástico, a partir de las 11.30 horas, en el Museo de Arte Contemporáneo (MAC), ya que se proyectará One Piece. El barón Omatsuri y la isla de los secretos, de Mamoru Hosoda. A la misma hora, los mayores tienen una cita en la Seoane, ya que habrá un encuentro con el Panamá Horror Film Fest, y a las 13.00 horas, en el Centro Galego das Artes e da Imaxe (CGAI) se proyectarán cortometrajes panameños. Las actividades continuarán hasta el próximo domingo, 22 de octubre, será entonces cuando los muertos vivientes vuelvan a sus cuevas, a coserse las heridas y a dormir un sueño que durará un año, pero que se hará eterno.