- ¿Cómo se enfoca el trabajo con perfiles tan distintos?

-Normalmente los niños comunican bien pero al salir al atril pierden espontaneidad, se bloquean, les da muchísima vergüenza. Si empezamos a trabajar desde pequeñitos, para mejorar su autoconcepto como oradores, cuando lleguen a la universidad no va a haber problema. En los adolescentes, intentamos crear un espacio en el que se sientan libres para hablar y se valore lo que tienen que decir, sea el tema que sea, porque a veces a los padres no les gustan los temas.

- ¿Hasta qué punto el problema puede estar en los padres?

-Claro. Ahí no intervenimos si no lo piden, pero mandamos informes y muchos nos dicen que no conocen al hijo que les presentamos. Algunos dicen que su hijo está siempre a la defensiva, que habla con monosílabos, no es capaz de argumentar o es súper tímido. Y sin embargo en el momento en que se sienten más libres y valoras todo lo que comuniquen o lo que puedan llevar dentro, independientemente de que no te guste o no lo compartas, se abren y se sienten a gusto. Tú escribes en el informe: "Tu hijo tiene un vocabulario maravilloso, se nota que lee un montón. Tiene un gran poder de persuasión, es divertido y es capaz de meterse a la gente en el bolsillo". Y los padres alucinan. A veces los padres en la adolescencia no son modelos y los chicos necesitan otro espacio.

- ¿Y qué les recomiendan?

-Si preguntan, les decimos que hablen y que escuchen y escuchen.

- ¿Qué buscan los profesionales en las clases de oratoria?

-Son el grupo más numeroso junto con los niños de Primaria. Hay quien viene por hobby, igual que van a una academia de inglés o ruso. Otros vienen por una dificultad imperiosa a la hora de liderar una situación en el trabajo.

- ¿Por ejemplo?

-Alguien que ha cambiado de departamento o alguien a quien han ascendido y tiene que liderar un equipo de tres o cinco personas y le resulta complicadísimo liderar una reunión. O tratar con el cliente y mantener el autocontrol y ser amable cuando hay gente que se pone impertinente.

- ¿Algún ejemplo de evolución llamativo?

-Uno de los primeros alumnos adultos que tuvimos llegó diciendo que era tímido, que le costaba hablar en público, incluso mantener conversaciones con gente que ya conocía. Cuando lo escuché me di cuenta de que tenía una voz maravillosa, para hacer doblaje o contar cuentos, siempre se lo decía. Empezó a disfrutar y llegó un momento en que cada semana nos pedía que le pusiéramos un reto, como defender en un discurso algo indefendible. Y lo hacía tan bien que casi te lo planteabas. Una vez comentó que le gustaría estudiar interpretación. Estudió y ahora es actor y fuimos a ver una obra escrita por él.

- ¿Hay que reforzar la seguridad en uno mismo?

-Hay una enseñanza del coaching muy poderosa que es la motivación para hacer las cosas. De nada sirve hacer un discurso buenísimo si tú no te sientes merecedor de hacer un buen discurso. Es importantísima la autoestima que tengas. Siempre se trabaja el pensamiento primero. Porque hay mucha gente que ya empieza con el relato de la queja, de "soy malo, no quiero, no se me da bien". Y es normal que si llevas eso lo transmitas, porque hace 20 años que te repites que eres malo porque saliste una vez a hablar y se rieron de ti. El que comunica eres tú, no solo el discurso. En el sistema educativo se premia el contenido, pero es una parte muy pequeña de la persuasión, que tiene cuatro patas: emoción, personalidad, autenticidad y contenido.

- Han trabajado con grandes empresas, ¿en qué fallan?

-En alguna me gustó mucho que eran amables y cercanos entre ellos. Pero también hay una parte de estructura que hay que trabajar para que la información sea concreta y el otro te entienda y le sea útil. Y a veces en las empresas grandes, por pertenecer a un sitio, no dejas salir parte de tu autenticidad por miedo a no estar mañana. Y es todo lo contrario: lo que buscan las grandes empresas es autenticidad. Al final, por lo que te cogen en un sitio es por ser como eres. Hay gente que se olvida de ser ella misma para estar en un papel perfecto y encorsetado que al final nadie se cree. La gente que está estable en un puesto es más auténtica, cercana. Los que llegan a un equipo están con miedo a decir algo que no guste. Pero eso pasa en un colegio también.

- ¿Es difícil trabajar eso?

-La parte de autenticidad es difícil, es lo que más nos cuesta trabajar, que sean ellos mismos. Y a nivel comunicativo y personal, la naturalidad es lo más grande, te engancha. Si no, estás todo el rato preguntándole qué le pasa y si te crees lo que te cuenta. Para eso, les explicamos cómo funciona el cerebro de la gente que nos escucha, porque tú preparas muy bien tu contenido pero pensando en ti, no en quien tienes delante. Y es muy importante estructurarlo bien.

- ¿Y los políticos qué piden?

-En las elecciones municipales 2015 fue la primera vez que trabajamos con los políticos. Eran los mítines. Trabajaban sus discursos. Tuve de Marea, del PP, del PSOE, de Ciudadanos y del BNG.

- ¿Ahora son concejales?

-Dos sí están, una es concejala de gobierno, otra de oposición. Están todos metidos en política. Fue genial porque ellos venían pero no sabían que otros venían. Todos se involucraban para comunicar mejor. Luego nunca más volvieron, es verdad. Vinieron para lo que vinieron. Yo luego los fui a ver a todos hablar, sin que supieran, a los mítines.

- ¿Alguno estaba muy verde? En Marea eran novatos.

-Pero recuerdo la convicción tan grande que tenían los de Marea, la pasión. Quizá por empezar.

- ¿Se notaba diferencia?

-Sí, se veía la emoción, el entusiasmo, sí. Independientemente de que otros tuvieran más experiencia e hicieran discursos mejor estructurados, ellos sabían lo que querían decir y tenían mucha convicción en lo que estaban diciendo.

- ¿Con los políticos se trabajaba la autenticidad?

-Eso era en lo que yo más insistía. Y en que no vale atacar al otro para ganar votos. Que buscaran evidencias de sus argumentos.