El Trío con piano que lleva el nombre de Petrof, el conocido fabricante de instrumentos de teclado, es una agrupación joven (fundada hace diez años); pero, aparte de que sus componentes son artistas de profesionalidad contrastada, tiene ya un importante historial. No es extraño porque la calidad de intérpretes e instrumentos es muy elevada. Por ello y por la notable compenetración entre sus integrantes, se consiguen versiones de alto nivel artístico. En el magnífico Trío en Sol mayor, Hob. XV: 25, llamado Gipsy, de Haydn, con su arrebatador último tiempo a la húngara, se alcanzó una verdadera eminencia artística. Acaso tanta como con el encantador scherzo del Trío nº 1, en Re menor, opus 49, de Mendelssohn, que se ofreció como bis, donde la agrupación mostró su capacidad de resolver las sutilezas y agilidades de esta hermosa página. Y, sin duda también, con la Danza eslava en Mi menor opus 46 nº 2, de Dvorak. Una notable transcripción para Trío con piano de Invierno, perteneciente a Las Estaciones porteñas, de Piazzolla, cerró la primera parte. El Trío en Sol menor, opus 26, de Dvorak llenó la segunda. En esta obra, el compositor no ha alcanzado aún la madurez necesaria para realizar el expurgo de lo accesorio, aquello que Brahms definió como "dejar caer las notas sobrantes bajo la mesa". Por ello, la partitura resulta en ciertos momentos algo confusa, aunque, como es habitual en el músico bohemio, haya pasajes de gran calidad y belleza. Los tres artistas fueron muy aplaudidos y sonaron algunas merecidas exclamaciones de entusiasmo.