El Gobierno local le ha traspasado a la Empresa Municipal de Vivienda, Servicios y Actividades (Emvsa) la tarea de poner en funcionamiento un banco de viviendas para ofrecérselas a las personas que tienen dificultades para hacer frente a un alquiler, entre ellas, las familias que, actualmente, residen en asentamientos precarios.

En el desglose de esta encomienda establece que el presupuesto aumentará hasta los 450.000 euros en 2018, porque cuenta con que el servicio -para el que será necesario hacer contrataciones de personal- se haga cargo de más familias. Actualmente, según consta en el documento, se gestionan 32 alquileres, fruto de los convenios con la Fundación Galicia Obra Social (de Afundación) -esta entidad gestionaba, por ejemplo, los realojos de los habitantes de Penamoa y los de la prevención de la marginación del pueblo gitano- pero la meta para final de este año es que sean 43 las familias que se beneficien de estas ayudas y hasta 63 los inmuebles arrendados en diciembre de 2018.

No es que Emvsa se vaya a dedicar exclusivamente a partir de ahora a encontrarle una alternativa habitacional a los chabolistas para desmantelar los asentamientos precarios, sino que estos vecinos se suman a los que ya estaban en la lista de posibles beneficiarios de estas ayudas, como son los jóvenes, los mayores, las mujeres víctimas de violencia machista y familias que han perdido su casa en un proceso de desahucio.

El coste estimado de prestar servicio a 43 viviendas asciende a 342.450 euros, ya que el Concello no solo paga el recibo del alquiler y de los suministros sino también las reparaciones, la fianza y las mensualidades de la póliza de seguro. Los otros veinte alquileres restantes que prevé sumar Emvsa a sus obligaciones presupuestarias a lo largo de 2018 se buscarán en el mercado libre, por lo que la partida es de unos 52.416 euros, ya que la demanda excede el parque inmobiliario que el Concello tiene en propiedad.

El Gobierno local le hace esta encomienda a la empresa municipal porque la fundación que desarrollaba este proyecto (Afundación) ha expresado su intención de no seguir al frente de la aplicación de los planes de erradicación del chabolismo en la ciudad. En total, en 2018 se destinarán a alquileres y gastos derivados 394.866 euros.

En el primer informe realizado por el equipo de técnicos sobre la puesta en marcha del plan de acceso a un hábitat digno,plan de acceso a un hábitat digno que refleja su actividad entre los meses de marzo y junio, los redactores relatan varias complicaciones a la hora de conseguir que las familias dejen el que ha sido su hogar durante años, en un asentamiento precario, para hacerse cargo de los gastos y las responsabilidades derivados de una vivienda normalizada.

En cada uno de los poblados hay particularidades que los distinguen y necesidades diferentes aunque todos comparten carencias, como el riesgo de incendio que amenaza a los residentes a diario, bien sea por la mala extracción de humos o por la proliferación de maleza en las inmediaciones del poblado, también comparten el estado deficiente de sus redes de suministros, a menudo, construidas para prestar servicio de manera provisional, pero que se han convertido en permanentes sin haber sido reforzadas ni mejoradas con el paso de los años y la falta de formación de sus habitantes, que es siempre un obstáculo para acceder a un puesto de trabajo normalizado, la única vía estable para que puedan mantener un nivel de ingresos que les permita abonar sin falta sus recibos.

En A Pasaxe, donde el Concello ha reubicado a once familias -formadas por 34 personas- desde la puesta en marcha del programa y se han retirado 17 chabolas deshabitadas, además del esqueleto de la antigua fábrica de La Toja, que fue demolida en mayo después de casi veinte años amenazando con caerse, los técnicos alertan de que, además de las carencias materiales, los residentes se enfrentan a otros problemas inherentes al poblado, como el "estigma" que supone en el ámbito "sociolaboral" reflejar el asentamiento chabolista de A Pasaxe como lugar de residencia.

No son los únicos que sufren las consecuencias del lugar en el que viven, en As Rañas, que es un poblado amenazado por el futuro desarrollo del polígono de Pocomaco, hay necesidades como mejorar el acceso al asentamiento para que los menores, que tienen que caminar por vías sin aceras hasta la parada del bus escolar, tengan menos riesgo de atropello y también para romper su aislamiento.

En O Portiño, la prioridad está en actuar en las infraviviendas construidas al lado de las que se edificaron en los terrenos municipales, que son las que se encuentran en peores condiciones.