Un vecino de A Coruña ha aceptado ser condenado por posesión y distribución de pornografía infantil. El procesado admitió ante el juez que mantuvo conversaciones con extranjeros sobre cómo abusar de sus hijas, de 11 y 13 años, sin dejar huella. Además, pedía asesoramiento sobre cómo convencerlas en el caso de que no deseasen mantener relaciones sexuales con él.

Una ONG americana puso a la Policía Nacional sobre la pista del sospechoso, pues remitió documentación a España que acreditaba que el usuario de determinado correo electrónico mantenía conversaciones de contenido pedófilo con extranjeros.

En los chats recuperados por los investigadores, el arrestado presumía de que le gustaba “abusar de niñas de 10 a 12 años”. El juez de Penal 3 señala en el fallo que tras las indagaciones, los policías no pudieron “constatar que cometiera tales abusos con menores de su entorno”.

Por ello, el acusado solo ha sido sentenciado a un año de cárcel —que no cumplirá con la condición de que no vuelva a delinquir durante tres años— como autor de un delito de posesión de pornografía infantil en concurso con otro de distribución. El procesado también ha aceptado que el magistrado le impusiese la inhabilitación para cualquier profesión u oficio que conlleve cualquier contacto con menores durante cuatro años; la prohibición de acceso o visualización de páginas en las que aparezcan menores participando en conductas sexualmente explícitas; la prohibición de ejercer cualquier actividad, empleo o profesión relacionados con menores de edad; y tres años de libertad vigilada.